La Nueva España de Siero

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Profes que dejan huella

El merecido descanso de Isabel y Javier, los maestros del colegio Nuestra Señora de Covadonga

De la despedida nos enteramos a través de las redes sociales del colegio, con un vídeo en el que alumnos y profesores formaban en el patio un emotivo pasillo, mientras Isabel y Javier, saludaban, emocionados, a los aplausos de casi un centenar de alumnos, todos ellos de este último curso. Muchos más, de haberlo sabido, nos hubiéramos unido para construir un enorme pasillo que podría atravesar toda la carretera general de Noreña de esquina a esquina. Porque Isabel y Javier han estado toda una vida en el Colegio Nuestra Señora de Covadonga, conectando con varias generaciones de alumnos, que hemos disfrutado de sus consejos, enseñanzas, anécdotas y de alguna que otra bronca.

Cuatro décadas en las que han sido la profesora de Lengua e Historia, y el profe (porque en los ochenta y noventa era casi el único docente varón) de Matemáticas y Ciencias Naturales para unos jóvenes que crecieron, y que más adelante enviaron también a sus hijos para que Isabel y Javier les transmitieran las mismas enseñanzas y valores que en los ochenta y noventa, a inicios del actual siglo. Eran tiempos en los que el Colegio de las monjas, como así se distinguía del público Condado de Noreña, recibía no solo a los noreñenses, si no a dos autobuses llenos de estudiantes del concejo de Siero, de La Pola, El Berrón, Valdesoto, Hevia, Bobes, Argüelles o San Miguel de la Barreda.

Javier nos introdujo en las ciencias y la biología desde el laboratorio con el esqueleto “Mariano”. Su pelo y barba blanca le acompañaron desde bien joven, con un semblante que imponía miedo y respeto, pero que se traducía en complicidad, ternura y sabiduría a medida que se avanzaba de curso y dejabas de ser un niño para ser ya un chaval al que ya trataba como un adulto. Isabel siempre transmitió, con su entusiasmo, cercanía y sonrisa, una llamada a la reflexión, a buscar los porqués y a debatir de cualquier tema de actualidad. “Háblame del mar, marinero” cantaba, emulando a Marisol, en los momentos en los que al preguntar la lección sorpresa te evadías de la pregunta en cuestión.

Con Isabel y Javier se cierra una etapa para varias generaciones que crecimos y nos formamos con una alineación de profesores, desde los tres años hasta acabar Octavo de EGB y Cuarto de la ESO después, que se recitaba de carrerilla: Mariví, Carmen, Vicentina, Amable, Rosa, Isabel y Javier… y la entrañable Sor Concepción a la megafonía y curando las heridas que nos hacíamos en el recreo en la secretaría. Habéis dejado huella, ahora os toca un merecido descanso.

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