Son muchos los motivos que me llevan a hablar de garbanzos, pero el primero y fundamental es que el otro día, en el mercadillo de La Felguera, una señora al dirigirse al vendedor y asombrase del precio que marcaba una prenda, este le contestó: “Si el garbanzo sube, señora, no baja”, ingeniosa respuesta en esta escalada de precios que está dejando sin caldo ni combustible a muchas familias .¡Vivimos tiempos difíciles y el síndrome Titanic se abre paso en la sociedad! Hay desconfianza, desilusión, silencio cómplice y hasta miedo. Nadie ve las cosas claras: pensiones, apagón, abastecimiento, policías sin autoridad, país sin ley ni orden, y los problemas sin resolver se amontonan o se tapan. Desconozco el número de facturas pendientes de pago. Deben ser muchas. Como herramienta de trabajo la mentira, una más que más da. El pueblo lo aguanta todo, que vean la tele, que no se desesperen… Llega el invierno , tiempo de cocidos y potajes y más ahora que los precios de la luz alcanza cifras de susto, y qué mejor aporte calorífico que un buen cocido de garbanzos , el gran protagonista de la cocina española de siempre y como buen bien aconseja el gastrónomo Carlos Maribona “que sean castellanos…que absorben con facilidad toda la sustancia de los ingredientes con los que se cuece”

Ya que hablamos de garbanzos, vais a permitidme que hable del garbancero mayor del reino, Don Benito Pérez Galdós, apodado “el Garbancero”, nuestro segundo Cervantes, cuando se cumplen más de cien años de su fallecimiento – aniversario que quedó deslucido por la pandemia- un 4 de enero de 1920. Calificativo puesto en una tarde-noche de inspiración por ese cráneo privilegiado de nuestras letras, Valle-Inclán, cuando escribió y representó “Luces de Bohemia”, en 1924, y todo porque comprobó que son muchas las escenas, personajes y estamentos sociales que tienen a los garbanzos como su principal elemento nutritivo diario, acompañados, según las posibilidades económicas de ricas carnes o solos ,con algo de col o repollo. En su principal novela “Fortunata y Jacinta”, nos dice que” el garbanzo resiste a todas las modas de comer”, algo que podemos testimoniar hoy mismo y basta para ello darse una vuelta por los restaurantes castizos de Madrid especializados en “cocido madrileño”. En Asturias, el garbanzo ha tenido y tiene protagonismo y no viene mal recordar que hasta las últimas décadas del siglo XIX, el plato que se preparaba el día de la fiesta del pueblo era el tradicional cocido de garbanzos.

 Tal es la sintonía y polivalencia del garbanzo que también se han utilizado para aprender a contar, para jugar a la Lotería por cartones y para recordar a todos, especialmente a los más jóvenes que tienen la obligación de ganarse honradamente “los garbanzos”, el sueldo, el sustento, algo que todos desean, pero que no encuentran donde, y que sigue siendo el principal problema que tenemos todos los españoles, por muchas distracciones o mentiras que nos digan , o por muchos millones de bombillas que alumbren nuestras calles para intentar tranquilizar o comprar nuestras conciencias. Y es que como bien dijo su Santidad San Juan Pablo II, en su espléndida encíclica “Laborem Exercens”, uno de los documentos sociales más importantes de los últimos tiempos, “ quien no tiene trabajo no es libre”, y este es el plato de garbanzos que hoy quiero compartir con todos.

Este viernes, antes de escribir estas letras, he tenido la oportunidad y fortuna de escuchar una ponencia-presentación del libro “Ayuno intermitente”, cuyo autor es el experto y prestigioso doctor nutricionista don Ramón de Cangas que reunió en el Auditorio de Pola de Siero en acto organizado por el Patronato de Deportes, a numerosas personas, muchas de ellas vinculadas a la vida deportiva y que después, en el turno de preguntas, plantearon temas de gran novedad e interés, como la necesidad de una intensa labor divulgativa en los colegios e Institutos  para concienciar a nuestros jóvenes de la importancia que tiene para la salud una alimentación de calidad. ¡Cuánto mejoraríamos y cuánto ahorraríamos en Salud si nuestra alimentación fuera adecuada! Entre las muchas píldoras informativas que dejo su intervención me he quedado con estas que os expongo y que creo pueden ser de utilidad, y es que nutrición no es solo peso; que conocida la existencia de la microbiota cerebral y su relación con la microbiota intestinal, queda la duda si somos libres para elegir nuestros alimentos o lo hace por nosotros la microbiota intestinal ; que es preferible comer legumbres (judías, garbanzos) que alimentos procesados, ya que empeoran nuestra salud y su excesivo uso hace que hoy España sea una de las naciones con más elevada tasa de obesidad…

En resumen, libertad para escoger los alimentos que más nos protegen y benefician, y libertad para que nuestros jóvenes se ganen “los garbanzos” en aquellos trabajos que más les gustan y que mejor se les dé. Todo ello depende de nosotros, a poco que hagamos uso de la libertad de pensar.

 P.D:  Siempre me he preguntado por qué desconocemos tanto del siglo XIX, cuando ha sido el generador de muchos de los problemas que hemos heredado en el siglo XX y que aún hoy persisten, véase la relación entre carlismo y nacionalismo. Para suplir esta carencia aconsejo leer “Los Episodios Nacionales” de Galdós.