Suelo empezar el año con música, con buena música, y para ello me pego al televisor y conecto con Viena para escuchar y ver el tradicional Concierto de Año Nuevo, donde cada año, a pesar de escucharse muchas piezas idénticas (Danubio Azul, la obertura del Murciélago, la marcha Radetzky  o el vals Armonía de las Esferas…) surge la sorpresa de la mano de su director, este año nada menos que el argentino israelí palestino español Daniel Barenboim. Y todo porque la calidad de la música, dirección y ejecución suponen un relajante y un estímulo para encarar el nuevo año con positividad y optimismo, que mucha falta nos hace, pues el mundo como bien dijo Barenboim “pasa por situaciones muy difíciles”, y es que la música, como muy bien ha dicho el comentarista de la transmisión,  Martín Llade,  es la arquitectura del sentimiento, que no es poco. Os confieso que es una costumbre que arraiga en mí desde que casualmente en  año 1989 vi el Concierto de Año Nuevo  que transmitía desde Viena la TVE  y dirigía su Orquesta Sinfónica el argentino-alemán don Carlos Kleiber, ya fallecido, cuya biografía tiene ciertas similitudes con Daniel Barenboim (padres músicos, II Guerra Mundial, Argentina, Alemania…) .

Sosegado el espíritu , vaciada la mente, acuden los deseos convertidos en preguntas que suelen empezar por la clásica y tradicional, de siempre de “¿qué deseas para este año? “. Supongo que mi respuesta será parecida a la de otros muchos…Que no nos falte la salud (covid que se vaya…) , que podamos envejecer con dignidad, que aumente la familia ,que no disminuya, que todos tengamos trabajo -asignatura pendiente para muchos-  , que seamos  buena gente y que podamos llegar, sin agobios, a final de mes. Como a Cantinflas, no me importa que haya ricos, lo que no quiero es que haya pobres, y que entre todos hagamos un mundo mejor, más humano, más fraterno , y que de una vez por todas nos demos cuenta que construye más el amor que el rencor, que vivas y dejes vivir,  que no quieras para otro lo que no quieras para ti, y que perfectos no hay nadie, de ahí esa certera expresión evangélica de que “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. En resumen , que al mundo le vaya bien, y especialmente a España y a los españoles.

Es bueno reconocer, cuanto antes, que estamos en invierno a todos los efectos y que después de los excesos de las fiestas toca frenar,  recuperar el ritmo, abrigarse, protegerse para lo que venga- avisan subidas y paga compensatoria- y continuar el camino . En esa línea es esperanzador que los mayores del concejo de más de 65 años que viven solos tengan la posibilidad, si lo desean, de recibir su comida en casa y a un precio módico- supongo que dependerá de sus ingresos-, y es que el Ayuntamiento ha tenido a bien poner en marcha   este servicio  en este mes de enero,  propuesta que  ya fue efectuada por la concejala socialista Rosa Valle, en el mandato de 1999 a 2003, y que por motivos que a mi se me escapa, no se llevó a cabo. También, a raíz del último pleno del año la Alcaldía anunció que Pola de Siero iba a tener un parking gratuito de 124 plazas en los aledaños del Mercado de Ganados, que buena falta nos hace y convierte en  realidad una antigua propuesta del Partido Popular de Siero en el Gobierno 1995-1999 , que en el Primer Plan de Siero Este tenía proyectado un parking subterráneo gratuito  en el antiguo campo de fútbol Luis Miranda – después el siguiente equipo de Gobierno cambió de parecer. En esta misma línea también es esperanzador que después de los trabajos realizados en la Finca La Cebera de Lugones, ésta vaya en camino de ser el Jardín Botánico del centro de Asturias, por no decir de Asturias. ¡Mis felicitaciones a Alejandro Villa, concejal responsable y demás colaboradores! Y por último es esperanzador que el padrón municipal de Siero haya aumentado en más de trescientas personas en la zona rural, lo que habla de su pujanza: ¡Cuidémosla! De Amazon y el empleo hablaremos más adelante.

Con estos ingredientes en el zurrón y comprobar que muchos deseos y recuerdos del pasado van camino de convertirse en realidad, coge uno fuerzas para empezar el año con brío, con seguridad, a pesar de las muchas penalidades que nos rodean (los contagios siguen al alza…).

Si empecé este artículo con música, quiero concluir el mismo haciendo mías las palabras de Barenboim cuando denunciaba que “el mundo está olvidando la importancia de la música”, algo que un sistema educativo, bien fundado y centrado en el ser humano, no puede permitir. A modo de anexo sugiero que por eso de a “mal tiempo, buena cara”, restalle la alegría de algún villancico en nuestras calles, y que se dignifique la política nacional, de la que todos dependemos, ya que a veces, lo que se dice o promulga no solo asusta, sino que aterroriza.

 ¡Feliz año 2022!