No hace mucho una cita de Albert Camus me hizo pensar y recordar la importancia que tiene el buen periodismo en la marcha de la sociedad, y fue cuando el nobel francés dijo aquello de que ”Un país vale lo que vale su prensa”. Afirmación hecha por un intelectual comprometido con la verdad y con la libertad de conciencia, que busca y defiende la verdad y la expone más allá de los silencios que impongan credos e ideologías. Importancia de la prensa para atemperar y marcar el ritmo de la sociedad, que ya fue puesta en valor por nuestro escritor más universal, Clarín, cuando en sus artículos de finales del S.XIX , defendía la necesidad de crear Escuelas de Periodismo. 

Hoy , desde inicios de los años 40 del pasado siglo , tenemos  escuelas de periodismo , titulados, doctorados y aún así, quien más y quien menos sospecha que la información fluye lenta, a cuenta gotas, como si fuera negociada, y de los grandes temas o problemas que nos conciernen, muchas veces el contenido nos llega con retardo, en pequeñas dosis, como por descuido , para tranquilizar la conciencia, y sin los avisos o alertas necesarias. Si tuviéramos que analizar el papel que juega la prensa hoy, en la llamada por algunos post-Transición y la misma Transición, las diferencias serían notables y notorias. La prensa que jugó un importante papel en la Transición ,casi diría clave, hoy, en esta etapa del todo vale para llegar al poder o mantenerlo – recordemos el vergonzoso episodio de asalto al Congreso americano- , y donde abunda la figura del periodista militante ,su papel e importancia no sólo se ha reducido sino que incluso genera hasta cierta desconfianza y todo ello agravado por una situación económica muy difícil- la prensa vive de la publicidad y cada vez hay menos y la poca que hay es institucional y suele premiar los servicios prestados - y una revolución técnica que cuestiona su propia existencia (la digitalización de la prensa escrita, reducción de la venta de ejemplares) , y a todo ello añadamos el auge de las redes sociales. Hoy, en resumen, creo que como yo, hay muchos lectores que creen que su derecho a una información objetiva, veraz y contrastada está seriamente dañado y más aún en los medios audiovisuales, por su inmediatez e influencia.  

Yo que he sido un consumado lector de periódicos y revistas, que disfruto de la originalidad de un buen artículo y releo las antologías de artículos óptimos, de esos que llevan a uno a decir que compensa haber vivido para leer este fragmento, soy de los que cree que el buen periodismo va a resurgir y para ello se necesita dos cosas fundamentales : a/ Que se premie la calidad, lo bien pensado y escrito y b/ Que se respete el derecho que tiene todo lector a recibir una información objetiva, veraz y contrastada, alejada de todo silencio, engaño o manipulación interesada.

Ha sido mucha la información que me han aportado periódicos y revistas a lo largo de mi vida (Gaceta Ilustrada, Sábado Gráfico, Cuadernos para el Diálogo, Nuestro Tiempo…), así recuerdo un artículo, publicado en la revista “Sal Terrae”, que alertaba de los peligros de la guerra de civilizaciones entre Occidente y el Tercer Mundo,- algo que a un joven como yo, años 80, me parecía imposible- antes de que surgiera el “terrorismo yihadista”, si no se tomaban decisiones que frenaran los odios y rencores sembrados en la zona. En la actualidad aún me abastezco de una revista que ya recibíamos en casa, cuando yo era niño, me refiero a “El Santo”, editada en Santander por los capuchinos, y de la que fue director eterno, durante casi 60 años- fenómeno único en el mundo de la comunicación -, don Fermín de Mieza, que con sus poesías, comentarios y sentido común iba moldeando el alma de sus lectores, y de quien se cumplen próximamente un año de su fallecimiento, un 25 de enero de 2021, y a quien quiero agradecer con estas letras el mucho bien que ha sembrado y del que yo me he beneficiado y mucho, porque el bien de la sociedad, depende de que la información objetiva fluya, corra, llegue y edifique.

En épocas de crisis como ésta, surgen oportunidades y hay mucho retos y uno de ellos se refiere a la prensa que tiene que recuperar la credibilidad perdida, y para ello no viene mal recordar “Un país vale lo que vale su prensa” ¿Cuánto vale España?