La Nueva España de Siero

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Vicente A. Montes Álvarez

"Maruja la de Candín", una mujer con mayúsculas

En memoria de Maruja Díaz, madre, empresaria, administrativa, dependienta, persona servicial y sensata que enriqueció a quienes la conocimos

La cultura posmoderna, que no es más que eso, por mucho que se pretenda disfrazar de novedosa, con su negación de las normas tradicionales y el empeño en el planteamiento de los papeles casi antagónicos que varones y mujeres han tenido en nuestra sociedad reciente, ignora que existen y han existido muchas personas que no tienen nada que ver con ese paradigma que se nos pretende inculcar.

Como dijo el científico alemán Hermann Keyserling “generalizar siempre es equivocarse”, así que intentando reflexionar sobre el papel de la mujer en nuestra sociedad, hoy se me aproxima la figura grácil, sonriente y cariñosa de Maruja Díaz, Maruja la de Candín. Y es así porque he sabido de su muerte.

Mujer, madre de seis hijos, que desde los años cincuenta fue alma en “Hijos de Perfecto Díaz”. Podrías verla repartiendo cariño entre su familia, haciendo de dependienta tras el mostrador de la tienda de ultramarinos, escuchando pacientemente al teléfono las notificaciones de averías en el servicio de la “Electra”, funcionando como ayudante administrativa en las oficinas cuando se la necesitaba, impartiendo ánimo, sensatez y equilibrio cuando las cosas tomaban una deriva difícil; hasta entonando con gusto cuando lo de cantar correspondía. Una mujer de los pies a la cabeza y en una sociedad...

Su elevado sentido del servicio la hizo colaborar activamente con Manos Unidas y su calidad creativa y facilidad para la comunicación la plasmó a los noventa en su obra “Crónicas y vivencias”. Quienes la conocimos le agradecemos que su persona nos haya enriquecido. Asturias ha perdido a una mujer con mayúsculas.

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