Que estamos en crisis, que sube la inflación, los precios, que reina la inseguridad y el desconcierto, por mucho que las mentes lúcidas del Gobierno contraprogramen, despisten, evadan, es una realidad que percibimos todos nada más hacer la compra del día en la tienda del barrio, si repostamos en la gasolinera de la zona o si vemos las negras expectativas de futuro de nuestros jóvenes.

Pero la crisis no afecta sólo a la economía, a la política, a las instituciones, sino que afecta también a los valores que conforman una sociedad y le dan vitalidad, fuerza y seguridad, y esto que es la esencia del alma de una nación es lo que hoy está en crisis, en desuso, abandonados, en franco retroceso y sin que a nadie  o casi nadie le interese, y las consecuencias son evidentes: un mundo sin certezas, sin proyectos personales, desencantado, temeroso, inseguro; preocupado más del vientre que del corazón y  la cabeza; un mundo depresivo y sin horizonte, tambaleante que lleva, si hay suerte, a la consulta del psiquiatra o ,en circunstancias más adversas, a los muros de un cementerio. Recientemente  para luchar contra esta pandemia se ha creado la línea 024 que en el primer mes de existencia ha recibido 15.000 llamadas que seguro que evitaron muchos suicidios.

Las personas que ya tenemos cierta edad, que hemos vivido momentos difíciles y claves de la vida española, como la propia Transición, nos hemos esforzado por llevar a cabo nuestro proyecto de vida personal. Todos, con más o menos precisión, teníamos claro cómo queríamos vernos en una edad madura, y reconocíamos  que con  mucho esfuerzo y algo de suerte quizás lo lográramos. En ese camino personal jugaba un papel clave la familia, el colegio, amigos… Y la manera de sentir y vivir la sociedad del momento, en la que el cristianismo, la Iglesia,  jugaba un papel determinante, ya que era la fuente que alimentaba nuestra manera de vivir, de sentir, y a ella nos hemos ajustado y estamos a gusto.

Estas reflexiones vienen a mi cabeza, cuando son muchos los acontecimientos de la vida diaria que me llevan a pensar en el mundo al revés, ya que en él mandan más el interés mediático o político que la persona humana. Nunca se ha manipulado tanto a nuestros jóvenes y las consecuencias son de todos conocidas y a veces sin retorno, basta leer la crónica de sucesos diarios. Hay muchos jóvenes con amplios conocimientos técnicos, matemáticos, pero mucho me temo que sin proyecto personal. Uno de nuestros mejores filósofos, Ortega y Gasset, nos decía “Camina lento, no te apresures, que el único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo”.

Alguien debe decir “Basta”. No se debe jugar con el futuro de nuestros jóvenes. A los poderes públicos sólo les interesa el voto, y para ello están dispuestos a convertir a la mujer en hombre o la inversa, algo de lo que ya aviso Clarín a finales del siglo XIX, cuando advirtió de la masculinización de la mujer. Si por ellos fuera se permitiría votar a los 14 años.

La única Institución española que sigue en defensa de la verdad , aunque le cueste críticas y agravios- véase su defensa del recién nacido y del más desfavorecido-  y en la necesidad de formar personas adultas responsables y cívicas es la Iglesia católica, credo predominante en España, y sin el cual sería imposible entender la manera de vivir y sentir de los españoles, y si alguien  lo duda que acuda a Cervantes, a Clarín, a Lorca…

Hace unos días, concretamente el miércoles, 6 de julio , en la misa concelebrada por el arzobispo de Oviedo y don Fernando Ocáriz, Prelado del Opus Dei en la Catedral, este en su homilía nos recordó  un importante fragmento de la Epístola de los Hebreos 13,8 , muy oportuno para los tiempos que vivimos, que dice así : "Jesucristo el mismo que ayer, es hoy: y lo será por los siglos de lo siglos…Navegad mar adentro…Haced lo que él os diga…Duc in altum”.

No hace mucho en conversación con un taxista colombiano , este me decía que el progreso auténtico de los pueblos no es el material, sino el moral. ¡Qué gran verdad!

¡Ojalá que nuestros representantes políticos aprendan la lección y den buenos ejemplos!, pues  como dice la copla : “De qué nos sirve subir al poder hombres que tengan inteligencia si carecen de conciencia”

 

P.D “La película “Quo Vadis? ”, basada en la novela de Henryk Sienkiewicz, publicada en 1896, se estrenó en el año 1951 y su director fue Mervyn Leroy . Trata de las dificultades y sufrimientos de los cristianos en la época de Nerón. Aconsejo verla.