Opinión
Juan M. RiOnda Mier
Despedida a un amigo: la talla humana de Manuel Suárez Peñalosa
Nos ha dejado don Manuel Suárez Peñalosa, compañero y amigo desde la pubertad. Apenas con once años, el tren de madera, "el Económicos", nos llevaba un frío día de septiembre del año 1956 desde Oviedo a Arriondas, donde nos recogían los rojos y destartalados autobuses "Mento" que nos trasladaban al seminario menor del Santuario de Covadonga. En lo que, hasta hace poco tiempo, fue la residencia de los escasos escolanos que quedaban pasamos, lejos del mundanal ruido, dos eternos años. Entre más de doscientos chiquillos, comiendo aún el queso amarillo de la ayuda americana, trabamos amistad Peñalosa, ("Peña"), Joaquín González, ("Cholo", ya fallecido), Paco Gómez y otros, entre los que yo me encontraba. Y pasaron los años y yo me salí del seminario y "Peña" fue ordenado sacerdote en el año 1969. Pero por caminos distintos nos encontramos en la vida repetidas veces, pues la amistad perduró entre nosotros.
En esta despedida a un amigo, tengo que suscribir íntegramente la descripción de su persona glosada perfectamente por el párroco de San Pedro de Gijón, don Javier Gómez, destacando que Peñalosa era una persona con una capacidad extraordinaria para las relaciones sociales y con más humanidad que intelectualidad. A mí me consideraba como el Don Pepone de la novela de Giovanni Guareschi, por ser alcalde (de Morcín) y de izquierdas. Me recriminaba el oficiar de casamentero cuando, según él, el matrimonio debía de ser religioso y solamente religioso. Yo lo vi en el mercado de Madrid comprar pescado y regatear con la pescadera hasta convencerla del precio. Y en el Seminario Metropolitano de Oviedo fue el único que, en presencia del temible arzobispo Don Francisco Javier Lauzurica y Torralba contó un chiste "verde", pudiendo ser expulsado ipso facto, cosa que afortunadamente no ocurrió. Pero cientos de anécdotas más se podrían contar de "Peña" y todas con un gran matiz humano que definían su mágica empatía con toda clase de gentes.
Como hijo único, cuidó de sus padres de manera especial, incluso procurando hacerlo desde sus viajes por España y Europa, como miembro de las Fuerzas Armadas Españolas, de la que era capellán (páter), acabando su labor con el grado de comandante.
El sacerdocio fue su fuente de vida y lo desarrolló, colaborando y ayudando a muchos compañeros sacerdotes, incluso haciéndose él mismo cargo de algunas parroquias. Emotivo fue su funeral en Oviedo en la iglesia La Corte, acompañado de más de treinta de sus compañeros revestidos de blanco y de una completa representación de las Fuerzas Armadas. Seguro que en el cielo todos estarán disfrutando de su especial simpatía.
Descansa en paz, amigo.
- Una glorieta con un mapamundi gigante en uno de los puntos con más tráfico de Siero: 'Provocará una reflexión sobre nuestro planeta
- Pola de Siero tendrá otro supermercado: esta es la firma que se instalará en Florencio Rodríguez
- La Guardia Civil pilla a un conductor a 218 kilómetros por hora en la 'Y' a la altura de Lugones (en el tramo de cuatro carriles)
- ¿Qué me enseña el profesor de religión?': esta es la respuesta de una niña de La Fresneda que ha ganado un concurso autonómico
- El caballo cotiza al alza: el sector del ganado equino reivindica su buen momento en Siero
- Esta es la empresa que se instalará en el polígono de Bobes y la inversión que va a realizar para abrir en Siero
- Una parada de sementales, en el origen del nombre de El Berrón: 'Es lo que escuchamos toda la vida
- Lugones tendrá una feria del trueque y segunda mano: estas son las fechas y el emplazamiento