Opinión

Fe

Tras el fallecimiento de nuestro Papa hubo una hipertrofia de información en torno a su persona y se oyeron opiniones diversas respecto a su acción y su pontificado. Eran opiniones desde la óptica personal y mientras unas abundaban en el compromiso con los más débiles, su austeridad y proximidad, otras hacían notar su reticencia a asumir retos de transformación más radical como el papel de la mujer en la Iglesia, postura más dura respecto a los abusos de pederastia o integración absoluta de los colectivos LGTBI; además de ubicarle ideológicamente en la izquierda extrema. Es decir, que cada uno mira ámbitos muy particulares de la andadura del Sumo Pontífice.

Aquellos que le llamamos Papa, padre, y que miramos su persona desde los ojos de la fe no nos cuestionamos qué hizo bien o cómo podría haber mejorado su papado. Nuestra fe nos deja claro que la asistencia del Espíritu Santo en su nombramiento ha hecho que fuese el mejor de los posibles. Sé que decir esto parece de poca racionalidad, pero la Iglesia y el papado existen porque hay quienes ordenan su vida bajo la mirada de la fe y no la de las opiniones. Y esto de la fe, es así. Cierta vez Don Carlos, cura de la Pola, me afirmó rotundamente que el pueblo judío era el pueblo elegido por Dios. Debí poner una cara extraña, porque me replicó que por qué ponía esa cara.

- No lo crees ¿eh? Pues dime: ¿Dónde están los egipcios?, ¿Dónde están los romanos? ¿Dónde está Hitler? Y ellos ahí siguen.

 Y continuó diciéndome que él solo lo entendía por intervención divina.

 La mirada de la fe, es así.

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