Opinión
Pequeños remedios
Soluciones para el día a día
Sí, me gustó la frase y me quedé con ella. La oí el martes pasado, entre los puestos de verduras del mercado de Pola. Andaba yo con prisa, seguramente por nada urgente, y entre tomates, lechugas y un runrún de conversaciones, escuché a dos señorinas que se despedían una de otra; y una dijo:
- Pues sí, a grandes males…
Y la otra, al vuelo, le contestó:
-… pequeños remedios.
Y me marché con esa respuesta en la mochila, como quien se lleva puesta una verdad sin envoltorio.
Y es que quizá estamos demasiado acostumbrados a creer lo contrario: que a grandes males, grandes remedios; que todo se arregla con voces firmes, medidas urgentes, decisiones tajantes. Nos encantan los gestos rotundos, los titulares de impacto, los "ahora verás tú". Pero resulta que la vida, esa del día a día, va a ser que se maneja mejor con otras herramientas: paciencia, sentido común y un poco de mano izquierda.
Pues sí, aunque parezca que no, lo pequeño funciona: ese "no pasa nada", ese "déjalo, que ya lo hago yo", o esa sonrisa cuando el cuerpo pide una mala cara. Y claro, eso no sale en los periódicos ni da para discursos. Pero muchas veces es lo único que salva el día.
Hasta en el chigre pasa. Recuerdo a aquellos dos parroquianos que se cruzaron mal una tarde, que se enredaron por lo que fuera y estuvieron una temporada sin hablarse. Y al final, el chigrero, que los conocía de toda la vida, les soltó un "venga, a ver si se os pasa la tontería". Y oye, se pasó. Sin discursos ni aspavientos. Un culín de sidra y todo volvió a su sitio.
Y lo mismo en casa. Cuántas veces bastaría con un "tienes razón" o un "perdona, me equivoqué" a tiempo, para evitar tres días de silencio. Pero no. Preferimos el orgullo, que es más grande y más aparatoso, aunque pese el doble.
Por eso me gustó aquella frase del mercado. Porque, sin pretenderlo, las dos señorinas resumieron la mitad de la sabiduría del mundo. Que los gestos pequeños, los que nadie aplaude ni se suben a las redes, son los que sostienen el día a día del mundo que nos rodea. Y si además suena poco heroico, mejor. Ya tenemos bastantes héroes de escaparate. Lo que necesitamos son esos de andar por casa, los que arreglan las cosas sin hacer ruido.
A grandes males, pequeños remedios. Y eso, ya es mucho. Sí, es lo que hay.
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