Con coreografías grababas en vídeo para evitar los tradicionales encuentros multitudinarios que se producen en cualquier cita familiar de danza. Y con la dificultad añadida de preparar a las alumnas con clases, a veces, por videoconferencia. Así han sido los prolegómenos de Nacedanza, un certamen de danza a nivel nacional organizado desde Asturias, que se celebró el pasado fin de semana y que, por primera vez, debido a las limitaciones que impone el covid, ha contado con una primera fase clasificatoria. Los equipos con las mejores puntuaciones pasarán a la final que se celebrará el próximo mes de junio en la Laboral de Gijón y en esos grupos estarán representantes de Siero.

La Escuela de danza de Patricia Laruelo, una de las más veteranas de Siero, con más de veinte años de historia, ha participado en el certamen por cuarto año consecutivo, alzándose con el primer premio Nacedanza, de máxima puntuación, para el grupo Little Warriors en la modalidad de danza moderna y un segundo premio, también de máxima puntuación para el grupo FantastiKids, de danza urbana. Ambos coreografiados por Ana Menéndez quien además de ser profesora es alumna de la propia Patricia Laruelo.

El grupo de danza moderna de la Escuela de Danza Patricia Laruelo, Little Warriors, en la imagen: Valeria Alvarez, Daniela del Río, Lara Noval, Nora Puente, Nerea Vega, Carla Fonseca, Alba Fernández, Enma Díaz, Daniela Viñes, Naroa Felíz, Enma Fernández, Paula Fernandez, y María Pérez. Acompañadas por la corégrafa, Ana Menéndez. Patricia Laruelo

Por otro lado, la Escuela de Artes Escénicas y Danza Alazne Castaño, también con sede en la capital sierense, ha participado por primera vez como escuela, debido a su reciente creación en septiembre de 2019. En este caso, han sido ocho los grupos presentados por la escuela, obteniendo tres primeros premios, dos segundos y tres terceros premios, en diferentes modalidades desde ballet clásico hasta danza española. Pese a ser la primera vez que se presenta como escuela, Castaño ya tiene experiencia, ya que ha participado como coreógrafa con diferentes grupos de niños con anterioridad.

Lo mismo Patricia Laruelo que Alazne Castaño hablan de las dificultades que ha supuesto participar en el certamen con las imposiciones del covid. Ambas se refieren, por ejemplo, a la complejidad añadida de que en el día de grabación de las coreografías alguna de las alumnas no pudiese acudir por estar confinado. Para solventar esta situación han tenido que agudizar el ingenio, y en el caso de Patricia Laruelo, por ejemplo, decidieron seguir dando clases a los alumnos que estaban en casa a través de videoconferencias. Por no hablar de las clases y exhibiciones con las alumnas embozadas con mascarilla...

Y todo con tal de que el baile no pare.