Desde que don Francisco de Quevedo y Villegas escribiese «Gracias y desgracias del ojo del culo», lo escatológico fue elevado a la dignidad de bello. Siendo la Literatura, como lo es, arte; y siendo como es el autor, literato de reconocido prestigio; lo que en otro caso sería denominado escrito chabacano y vulgar, al ser tocado por la excelsa pluma de artista consagrado, se convierte en lectura obligada de eruditos. Y en su contenido se pueden decir todo tipo de guarrerías disfrazadas de hermosura o disertar sobre la belleza de lo que de otra manera sólo estaría en un discurso de mal gusto. Sirva como ejemplo este fragmento:

«Éy él en particular por tener más imperio y veneración que los demás miembros del cuerpo; mirado bien es el más perfecto y bien colocado de él, y más favorecido de la naturaleza, pues su forma es circular, como la esfera, y dividido en un diámetro o zodíaco como ella. Su sitio es en medio como el del solÉ».

Habiéndose pues sentado -¡perdón!- que incluso lo más indigno puede ser considerado como excelso, ¿cómo es de extrañar que acciones que a los cortos y miserables ciudadanos nos parecen reprobables, tocadas por las manos de artistas se conviertan en lecciones de honradez? Tal vez no podamos comprenderlo, porque nuestra capacidad intelectual es limitada; pero el faltar a la palabra, exigir celo y honradez a trabajadores con sus derechos pisoteados, tomar cafés y pinchos para representar a instituciones, se convertirán alguna vez en actos bellos y sublimes porque algún genio, que en la Pola haylos, los tocará con su varita mágica de artista.

Ciertamente que este Quevedo me está metiendo en dudasÉ Se dijo que se arrojó una bomba fétida en el Ayuntamiento hace unos días en una protesta, produciendo pestilente olor. Y leo en la citada obra de don Francisco: «Y es probable que llega a tanto el valor de un pedo, que es prueba de amor; pues hasta que dos se han peído en la cama, no tengo por acertado el amancebamientoÉ».

¿Sería tal bomba fétida o la olorosa manifestación de amor eterno entre dos personas? Porque si no fuese tal bomba, su olor sólo podría ser comparable a aquel antiguo «Maderas de Oriente» o a ese más reciente «Chanel n.º 5».

A ver si alguna vez llegamos a descubrirlo.