Las consultas de disfunciones sexuales aumentan cada día en las clínicas de los profesionales de la sexualidad. ¿Motivos? Los varones, disfunción eréctil. Las mujeres, dolor durante el coito, incapacidad para tener un orgasmo e inapetencia sexual. ¿Soluciones? Bastantes, pero no suficientes. Porque quizá por haber estado considerado como un tema tabú, todo lo relacionado con la sexualidad no ha sido suficientemente estudiado. De hecho, la prestigiosa revista de la Asociación Médica Norteamericana, «JAMA», allá por el año 1999 reconoció que la medicina había pasado por alto esta problemática.

A partir de entonces, las compañías farmacéuticas, olfateando el filón de dinero que podían sacar con las posibles consumidoras de productos que mejoraran la sexualidad, se lanzaron a la fabricación de parches, óvulos, cremas y todo tipo de artilugios. Unos están en el mercado, como es el caso de Intrinsa, fármaco que contiene pequeñas dosis de testosterona y cuyo objetivo es mejorar la sexualidad en las mujeres menopáusicas, con gran disminución del deseo sexual. Otros en investigación y algunos de ellos a punto de ser comercializados. Sin ir más lejos, hace unos días, en Lyon (Francia), han sido presentados los resultados del ensayo que avalan la utilidad de la flibanserina, que, aunque originalmente se creó como antidepresivo, se ha visto que resulta muy eficaz para tratar la libido femenina. O sea, que este neurofármaco, sin apenas efectos secundarios -tan sólo cansancio y somnolencia- actúa sobre el sistema nervioso central, disminuyendo los efectos de la serotonina -inhibidor del apetito sexual- y potenciando los de dopamina, que es la que incrementa la motivación y el interés sexuales. Según estos investigadores, con tan sólo 100 miligramos, una vez al día, se obtienen mejoras significativas frente al deseo sexual de las mujeres en edad premenopáusica. El único inconveniente reside en que los primeros resultados no se comenzarán a notar hasta transcurridas cuatro a seis semanas de terapia.

Sin duda un gran avance todo lo relacionado con esta nueva estrategia farmacológica, que intentará solucionar el problema sexual que padecen tantas mujeres. Ahora bien, conviene recordar que la sexualidad femenina es muy compleja y va a estar influenciada por factores físicos, hormonales, psicológicos, socioculturales, biológicos?

Por eso, para qué vamos a engañarnos, la química por sí sola no va a poder controlar el apetito sexual femenino y es más que probable que se necesite atacar desde varios frentes los hasta ahora insondables misterios de la juguetona libido femenina.