En estos municipios se cruzaron las dos huidas; a América y a la ciudad, lo que los convierte, tal y como explica el profesor de Geografía de la Universidad de Salamanca Rafael Menéndez, en un «territorio problema al borde la marginalidad». En el Occidente sólo sobreviven las villas, el siglo XX fue una constante sangría de pérdida de población y que todavía continúa. El ala occidental puede presumir, entre comillas, de tener en su territorio el concejo menos poblado de la región: Pesoz , y el de menos densidad de población, Allande. Partiendo de los datos negros de los viajes a ultramar, éstas son las radiografías de los tres concejos que más población pierden en los últimos años en España y por qué.

l Cangas del Narcea. Es el mayor municipio en extensión de Asturias y de España, la caída en picado de las explotaciones mineras ha mermado su población. El concejo llegó a contar en los años 80 con más de 2.000 trabajadores en sus galerías, hoy son poco más de 300. La capital del concejo, con poco más de 7.000 habitantes, ha sufrido el ajuste minero de los últimos años del siglo XX. En los buenos tiempos, cuando las minas de antracita estaban en auge y las explotaciones ganaderas permitían vivir bien en el campo, el concejo llegó a superar los 20.000 habitantes. Pero la realidad canguesa ha cambiado, y mucho. Las dos patas sobre las que se asentaba su desarrollo: la minería y la ganadería, se tambalean. Apenas llegan a mil los ganaderos que hoy siguen viviendo de sus vacas en el concejo, el 25% de la población se dedica a este sector en contra del sector terciario, que ha ido ganando margen hasta dar trabajo al 52% de los habitantes en edad laboral. La minería se ha quedado reducida al 6%. Cangas del Narcea se ha transformado, y en este cambio ha perdido población, y mucha. Ahora el concejo apuesta por diversificar y confía en el turismo rural, los recursos tradicionales y agroalimentarios. La tercera cuenca minera ha desaparecido y busca su sitio para, al menos, mantenerse. En Cangas del Narcea había al menos una docena de explotaciones mineras, hoy sólo quedan dos. Cuentan que en los 80 los comercios ponían carteles de «agotadas las existencias», ahora siempre hay artículos en el almacén.

l Valdés. Dicen los geógrafos que Valdés es un concejo que no debería aparecer en la lista de los concejos de España que más población pierde, porque está bien comunicado, tiene costa, montaña e industria. Pero el concejo está enmarcado dentro de los que más habitantes han visto marcharse en los últimos cien años en el país, pese a quien pese. Fue la capital industrial y turística del Noroccidente, pero Navia y Cudillero le comieron la tostada. Ahora está incluido entre los veinte concejos con renta más baja en Asturias.

Explica Juan Fernández Pereiro, alcalde de este concejo y presidente de la Federación Asturiana de Concejos (FACC), que «en el municipio estamos sufriendo un ajuste de la población, pero no hay que alarmarse porque antes vivía mucha gente, que malvivía, ahora los que hay viven bien». Lo cierto es que Valdés fue uno de los concejos que más habitantes trasvasó a América a principios del siglo XX. Marchaban los valdesanos en busca de un trabajo mejor. Otros se iban en respuesta a la llamada de su familiares, que habían emigrado antes y les animaban ofreciéndoles trabajo. Después pasó el éxodo rural de los 60, tiempos en los que la gente del campo prefirió asentarse en Madrid, Barcelona u otras ciudades centroeuropeas en busca de un trabajo cualificado que el campo no les ofrecía. La puntilla para Valdés fue la caída en picado del sector ganadero. La silenciosa reconversión del campo propició que desde el año 1998 se cerrasen en el concejo algo más del 30% de sus explotaciones ganaderas, y los que quedan aguantan bajo la incertidumbre de un mercado lácteo que da vaivenes todos los días y la escasa consideración y la dureza del trabajo. No hay relevo generacional para el campo y, tal como explican los sindicatos agrarios del Principado, ahora la gente llama para ver cuándo pueden prejubilarse. Asturias se está quedando sin vacas. Sin embargo, a pesar de los datos negativos de los últimos años, los expertos creen que el potencial valdesano es alto y que su población podría estabilizarse. «Es la unión entre el centro y el Occidente y tiene muchas posibilidades de salir adelante, aunque la zona rural, la vaqueira, necesita de proyectos específicos de desarrollo que le empujen para salir adelante», explica el geógrafo Rafael Menéndez.

l Tineo. Tineo sufrió el filo de las dos navajas; del declive de la minería y del bajón de la ganadería. Este concejo también aparece en el listado de los que más población han perdido en los últimos diez años en España. Las malas comunicaciones con los municipios vecinos, como Villayón, Valdés, Salas y Cangas del Narcea dieron lugar al nacimiento de otros núcleos de servicios en el propio concejo que hicieron y hacen la «competencia» a la capital. Éste es el caso de Navelgas, La Espina, La Casa del Puerto, Campiello o Forcayao. Y son estas malas comunicaciones las que han conseguido que Tineo viva en su particular aislamiento. Tineo cuenta hoy con 12.000 habitantes, un 16% menos que hace diez años. Según explica el alcalde de la localidad, Marcelino Marzos Lindez, «antes los censos estaban inflados, por eso cuando se llevó a cabo la revisión pudimos comprobar que las cifras no eran reales». Pero lo cierto es que a pesar del baile de cifras en los documentos oficiales, Tineo ha sufrido también el abandono de la actividad ganadera y de la minería y, de ahí, el bajón poblacional. Este concejo cuenta hoy con 1.284 explotaciones ganaderas, de las que 667 son de leche, 524 de carne y 93 mixtas, pero son menos que hace una década, cuando había 900 explotaciones lecheras. También ha sufrido Tineo los efectos de la reconversión minera, que comenzó a finales de los años 90 del siglo pasado. Desde entonces se prejubilaron 350 mineros, ahora sólo quedan 200 dedicados a esta actividad. La reconversión minera también animó a los jóvenes del concejo a marcharse al centro, en busca de nuevas oportunidades de trabajo. Lo que está aumentando es el sector terciario, cuenta el concejo con unos 1.500 empleos en este sector, algo impensable hace una década. «El polígono industrial de La Curiscada está abriendo nuevos horizontes a nuestros vecinos», explica el Alcalde. Tineo cuenta ahora con 20 establecimientos turísticos, el parque eólico más extenso de Asturias y mantiene el tirón de la central térmica de Soto de la Barca, «aunque mucha gente de la que trabaja aquí, no vive en Tineo», asegura el alcalde tinetense.