2 Tino Pertierra

El miércoles el cineasta y escritor José Luis Garci (Madrid, 1944) debía estar en Hamburgo y no en Oviedo. Jugaba su Atlético de Madrid una final después de mucho tiempo de sequía. Su presencia en el jurado del premio «Príncipe de Asturias» de las Artes pesó más que su pasión colchonera: «La última final del Atleti, el 2 de mayo del 86 frente al Dinamo de Kiev, la vi yo en Lyon, y perdimos, claro, así que mejor que no vaya. El Atleti es el Atleti, puede perder las dos finales, ésta y la de la Copa del Rey». De momento, sus malos augurios no se han cumplido: final feliz en la primera sesión rojiblanca.

-Qué pequeño es el cine ahora.

-Está casi todo el país en el paro, ¿no? Mucha gente. Y el cine acusa el golpe. Se nota cuando hay un problema grave como el que estamos viviendo. La preocupación más grande de las personas, y eso lo sabemos tú y yo, que lo hemos leído en novelas y visto en el cine, no es precisamente ir a ver películas, sino tratar de componérselas para la supervivencia. Así que, evidentemente, la industria española está pasando por un mal momento. No estoy muy puesto en ello, pero estamos viviendo un cambio a todos los niveles muy grande, y más que nos espera. Va a cambiar todo, incluso la estructura que conocemos de Europa. Lo que se está produciendo en el cine no es sólo porque exista el DVD o internet, es una transformación mucho más grande que cuando pasamos del mudo al sonoro, una revolución mayor. Las películas se ven ahora en las casas. El cine ha pasado a ser algo que dan con la prensa. Las reglas por las que nos regimos ya no sirven, se necesita una nueva revolución, ya no industrial, sino digital o como quieras llamarlo. ¿Cuál es el nuevo modelo? No lo sé, pero estamos en eso.

-¿Un cambio de era?

-Llámalo como quieras. Es el siglo XXI por fin, el nuevo milenio, está entrando otro concepto de la vida. Tú estas hablando con un hombre de la edad de piedra, no tengo móvil ni coche ni internet, no sé qué es eso del Facebook. Estoy subsistiendo, nada más, y soy fiel a otras cosas que sí creo que van a pervivir. El fútbol, por ejemplo, seguirá habiéndolo, y eso me encanta. Tengo libros en casa, pero no tengo iPod o como se llame eso para leer las noticias por la mañana del «New York Times». Me he dado cuenta de que he hecho el contraplano. Y paseo. Paseo por Madrid, y veo cómo va cambiando mi ciudad. Si me voy a la Gran Vía me doy cuenta de que no tiene nada que ver con la que yo pateé de chaval, es la misma, pero no es igual, no están los cines, ni los bares, ni los clubes. Estoy en otro momento, en otra era, como tú dices. Sigo siendo una persona de mi tiempo, sí, no vivo en una burbuja, pero este tiempo no es que no me guste, es que me salgo de él, «out of the past, out of the time», y busco un tiempo más conciliador, más tranquilizador, más mejor. Eso antes era el cine, pero el cine ahora lo tienes en casa, repito. Yo pensaba que no dejaría de ir nunca a las salas, pero estoy dejando de ir, porque, evidentemente, los horarios y la nueva manera de vivir te cambian los hábitos: tienes una buena pantalla en el salón, unos DVD estupendos para estar al día con el cine que se hace hoy y gozar más con el cine clásico. Todos tenemos una filmoteca en casa. Puedes dedicar dos meses al western, o al cine negro, o a los melodramas de los años cuarenta. Tú eres el programador, el distribuidor y el exhibidor.

-¿Esto es el crack, entonces?

-La cuestión es si vamos a seguir necesitando que nos cuenten historias cinematográficas, porque entonces habrá que hacerlas, las veamos donde las veamos. ¿Cuánto cuesta hacerlas? A la manera clásica, mucho. Si es con una cámara digital y da lo mismo la iluminación, mucho menos, pero aun así es complicado. Es hablar por hablar, porque el cambio es tan grande que sólo podemos intuirlo, no saber adónde nos lleva. España dentro de tres o cuatro años no tendrá nada que ver con la de ahora, va a cambiar, como cambiará Europa, a pasos agigantados, ¿por qué?, porque tiene que ser así. Y será.

-¿La crisis es el síntoma?

-Yo noto la crisis en lugares donde hace frío, porque no ponen el aire acondicionado caliente. Tiene que haber frío y no lo hay, tiene que haber calor y no lo hay, la gente dirá algo si eso se mantiene mucho tiempo. Protestará. Esas incomodidades se empiezan a producir, y a menudo. Y luego están las prohibiciones. De momento, fumar. Dentro de nada se prohibirá beber. No sé adónde va esta sociedad, pero tiene poco que ver con los últimos momentos de la anterior, que es la que hemos vivido nosotros, donde nos formamos.

-¿El cine en 3D es la panacea?

-El cine en relieve lo veía de chico, con «Bwana, el diablo de la selva», «Los crímenes del Museo de Cera»... Nos daban unas gafas de cartón azules y rojas, recuerdo una lanza que te caía encima, el fuego que derretía la cera..., era como si lo sintieras. Mucha gente se mareaba o le dolía la cabeza, si quitabas las gafas lo veías borroso, había espectadores que iban al bar a tomar un vaso de agua o al servicio a refrescarse, sobre todo, mujeres; pero no fue el impacto que se esperaba. Ahora no podemos hablar tanto de relieve como de «Avatar», una película que ha conseguido que los efectos sean muy buenos. Para cintas épicas, westerns y porno el 3D es fantástico, está hecho como para ello. Imagina, «Porno en Las Vegas», aquellas chicas que bailan en la barra y se te meten encima, o los westerns, con el aire puro, la naturaleza, los ríos, los cielos azules..., pero es que el relieve ya no va a ir al cine solo, va a ir al tele. Está yendo. Este Mundial próximo lo dará no sé qué cadena en 3D. La aceleración es tan grande que no te compras la tele porque dentro de poco te va a venir otra cosa que ni te imaginas. Estamos en ese momento parecido al que ya ocurrió en el siglo XIX, un día salía el telégrafo y sustituía al Pony Express, pero al otro día para saber antes lo de la Bolsa estaba el teléfono, y después se inventa el cine, y luego... Una transformación enorme, y en España, más grande, porque está subdividida. En una autonomía te cuesta operarte más que en otra, eso se tiene que acabar. ¿Por qué tiene que haber una televisión en Extremadura, otra en Asturias, otra en...? Se necesitan unos sociólogos o comunicólogos o como diablos se llamen para que nos aclaren algo. La tercera ola de Alvin Toffler ya nos ha pasado. Estamos en otra.

-Usted se lleva muy bien con Francisco Alvarez-Cascos...

-¿Se va a presentar a la Presidencia de Asturias? Vete tú a saber. Tampoco se sabe si se presentará Tini Areces, ¿no? Son dos personas muy conocidas, no necesitarían hacer campaña. Lo único que te puedo decir es que tanto con Tini como con Paco Cascos tengo una gran relación desde hace mucho tiempo, son dos personas estupendas, como Pedro de Silva, al que pude conocer cuando era presidente.

-¿Habrá reconciliación con la Academia de Cine?

-Estuve el otro día cenando en casa de Álex de la Iglesia, su presidente. Le admiro mucho y le quiero, pero ése es un tema del pasado. Esta academia tiene que ampliar las miras, que los premios no sean sólo para las películas españolas, sino para las películas habladas en español, y de las cinco habrá dos españolas, una argentina, una peruana? Y eso qué significa, pues que es un premio que no sólo se va a ver aquí, sino en Argentina, México, Chile... Tendría una audiencia multimillonaria, y ganar un «Goya» al mejor actor será lo mejor que se puede conseguir después del «Oscar». Sería maravilloso. Eso es en lo que creo. No en reducirlo, y ahora hay que crear un premio a la mejor producción gallega, y asturiana y? No, hombre, no, hay que abrirlo cada vez más; pero, volviendo a la pregunta, los problemas con la Academia están olvidados, en el buen sentido. No tengo ganas de líos, a mi edad no quiero historias de ésas. Quiero dedicarme a ver más películas, leer más libros, lo que me interesa es tener calidad de vida.

-¿La política es nuestra asignatura pendiente?

-A mí los políticos me parecían estupendos, ahora la mayoría no es de fiar. ¿Quién está en la clase política? Siempre hay excepciones, pero rara vez ves a un gran escritor, a un gran músico, a un gran cineasta. Están en otras cosas, y a la política va un aluvión de otro tipo de personas. Los partidos funcionan a veces como sectas. Si tienes un pensamiento más o menos independiente, te das cuenta en seguida de que predomina la ideología sobre el sentido común. Es como el fútbol, soy de Atleti, vale, pero quien juega bien ahora es el Barcelona. Xavi, Iniesta, Messi... juegan de maravilla, y aunque sean de otro equipo reconozco que lo que hacen es muy bueno, como reconozco que Cristiano Ronaldo es un magnífico jugador aunque sea del Madrid. Eso en política no existe, nadie reconoce los méritos del otro. ¡Coño, algún día en el Parlamento Gómez estará bien, aunque no sea de tu partido! Una política de bandos: vamos a liquidar a éste como sea. Es como si le preguntas a uno de Barça: ¿el Madrid merece ganar? ¡No!, y al revés. ¿Pero no han jugado bien? Da igual. Somos un país donde no nos queremos mucho, donde formamos tribus que no han terminado de cuajar la convivencia.

2 T. P.

-¿Qué tiene entre planos?

-Ahora mismo, nada. Presenté un proyecto para la Televisión del Principado de Asturias sobre asturianos ilustres, desde Quini hasta Severo Ochoa, pasando por Clarín, Arturo Fernández, Jovellanos... Después de ocho o nueve meses se vino abajo. Te puedo decir hasta las cifras: tres capítulos de una hora costaban 39.000 euros. Yo lo hacía por cariño a esta tierra, por mi padre, que había fallecido hacía poco; mi amigo José Manuel Fernández... No sólo no ganaba nada, creo que perdíamos. Nos dijeron que nos iban a pagar el 40 por ciento a la firma y el 60 a la entrega, y nos pidieron un aval. ¿Cómo un aval?, les dije, esto no me pasó a mí en la vida, ¿pero me vais a dar a mí un aval del otro 60 por ciento? De momento, hago un programa de cine en Telemadrid, cine en blanco y negro, semanal, y saco un libro dentro de poco. Mira, yo estoy contento con haber hecho las películas que hice, con la posibilidad de seguir escribiendo, y asumo que tiene que haber una nueva generación que tome el relevo. En el Winchester me quedan dos balas para seguir haciendo cine, o una. Quién sabe. En todo caso, el gran cine lo hace la televisión por cable: «Madmen», «Los Soprano»...

-Y un volcán islandés puede detener el mundo, como en una mala película de Irvin Allen...

-Imagina que no se pudiera volar? imagina que echa cenizas años y años, se acabó, habría que volver al barco, a los trenes. No estaba previsto. ¿Te has dado cuenta de que en invierno hace más calor, y en verano hace más frío, que llueve cuando no llovía antes? Es como si hubiera un dios vengativo en una gruta decidiendo esas cosas: y ahora mando un tsunami a no sé dónde, y un terremoto a... Algo está pasando. Es como si la naturaleza se estuviera rebelando contra el daño que le causamos. No es que no haya estaciones, es que ya no hay sensación de estaciones. Yo venía a Asturias por estas fechas, podías comerte un helado en la calle Cabrales, pero ahora, de repente..., el invierno.