La veteranía es un grado. Viene que ni pintado para aplicar a la carrera de AC/DC, una banda de rock duro, de hard rock, de casi heavy (que aún faltan unos decibelios para quitar el casi), que cuando aparecía en la escena de la mano de sus fundadores: los Young, Malcolm y Angus, se miraba con prudencia, no fuera a ser que aquellos muchachos de entonces fueran una imitación barata de bandas con dominio en la escena y en el género.

En España, que somos muy críticos con cualquier cosa que no haga uno mismo, se les miraba aún más de reojo. Sin embargo, el paso del tiempo ha hecho que sean verdaderos amigos de la afición, tanto que han tenido guiños de pasión diversos, como la calle en su honor en Leganés (cuya placa es objeto de otra pasión: la de ser «mangada» por coleccionistas o forofos desbocados; similar al constante «birle» de las gafas de la estatua de Woody Allen en Oviedo) y hasta han tenido un homenaje muy directo en la película de Santiago Segura y Florentino Fernández «Isi y Disi».

Un crítico musical muy «acedecero» comentaba que la banda de Angus Young lleva haciendo la misma canción toda la vida. No era un comentario despectivo. Venía a decir que hay un sonido AC/CD absolutamente reconocible. Es decir, en el momento en que se dispara la primera nota, un buen guitarrazo, al «milisegundo» se distingue que la banda australiana, aunque con raíces escocesas, es la propietaria de la pieza. Hay un sonido «AC/DC y hasta una filosofía AC/DC», que empieza por la vestimenta colegial de su líder y su incansable labor escénica. Claro; y luego tienen himnos absolutos que con el paso del tiempo han ido quedando plasmados en varias generaciones; el más contundente (aunque hay mogollón) es su intratable «Highway to Hell», que ya es como la canción de todos y que tiene versiones de todos los gustos, hasta electrónicas. Curioso: de ser una banda observada de reojo en los años setenta ha pasado a ser un grupo de familia, familiar y para ver en familia. Por eso cada vez que se lanzan a la carretera para recorrer el mundo de gira, cada ciudad a la que le toca un concierto de AC/DC lo celebra como el cumpleaños del niño.

Y en eso estamos todos aunque no toque; en realidad es el único grande que se les escapó a Gijón y Oviedo en los años que por aquí venía conciertos mastodónticos, aunque en esta ocasión hay una sesión cerca. En fin, que los AC/DC del la primera década del siglo XXI estarán a finales de este mes en Sevilla y Bilbao (esta última ciudad es la que últimamente se lo come todo), los días 26 y 28, respectivamente. De vuelta por España con su repertorio contundente esas canciones que siempre parecen la misma pero no lo son. Son las canciones de AC/DC, es el sonido AC/DC que adorna el colegial Angus con su vestuario y sus imparables recorridos por el escenario. Efectivamente, estos «chicos» duros del rock duro ya son de casa.