Renato Carosone es una referencia absoluta de la música italiana. Cantaba napolitanas a golpe de swing, si era preciso, y hasta hizo guiños a España evocando en una de sus piezas a toros y toreros. Y si había que girar y crear un mambo, lo clavaba como si estuviera al lado de Cachao o Pérez Prado. El espíritu de Carosone se alza fuerte y luminoso ahora con una versión «electro-magnética» de «Tu vuò fà l'americano», que, traducido a este verano, es «Pa panamericano» (también valen abreviaturas). Una adaptación de esas de fin de discoteca, un mix de título «We no speak americano».

Bien. La televisión, como es costumbre en este campo, le ha echado un buen cable para ponerse en la pomada de los listados veraniegos, aunque la pieza ya venía amagando desde el principio. Flo y compañía, desde Cuatro y en plena sobremesa, le dieron más gas. Tanto que se ha subido al carro de las «grandes» del verano 2010.

Y eso que se amenazó de entrada con el himno de Shakira para el Mundial de Sudáfrica, el «Waka Waka». Una pieza con aire tribal (tanto que tuvieron que ventilar un conflicto con la original) y con el mastodóntico apoyo de la televisión ¡en pleno Mundial de fútbol! Y un Mundial da mucho de sí en promoción. Así que Shakira ya venía enchufada con bastantes semanas antes de que empezara el verano. Pero no valió. El «Waka Waka» suena a estas altura a pasado de vueltas, lejano, como de otro verano; no es una pieza del catálogo de la canción del verano; es de promoción de agencia de viajes, de destino turístico o, como fue, de acontecimiento deportivo. Eso de la canción de verano es un título «mayor» que se han embolsado «La lambada» y tantas otras de la cátedra estival.

El «Americano» tiene ahora dos factores muy a su favor: es una remezcla tecno, más del gusto del momento, y evoca al cantante italiano. Y eso significa que Carosone está llegando a los nuevos «rebaños» de la humanidad musical a cuenta de la curiosidad de escuchar la original para descubrir la paternidad de su pieza del momento. De paso se echa un vistazo a la gran historia de cantantes italianos con éxito en España. Lo mismo da para que se tire del hilo y se comiencen a hacer remezclas de éxitos Jimmy Fontana, Celentano, Modugno, Mina y tantas glorias divinas de la canción italiana. Lo mismo acaban estas remezclas dando con los huesos en aquello de la ligera de los setenta y noventa: de Richard Cocciante y Umberto Tozzi a Eros Ramazzotti. Puede ser una labor educativa lo de «We no speak americano». Aunque tampoco esta miscelánea clásico-tecno dará para mucho más porque también está fuera del catálogo de canción veraniega.

Para llegar a este estatus es necesario algún tipo de baile uniforme («Pajaritos», «Lambada», «Macarena», todas las de Georgie Dann, aunque, finalmente, las bailaba él sólo y su peculiar ballet) y un tarareo fácil: un «Papapapapapa..» o un «Heeeey, Macarena», por citar. Vale también algún tipo de guiño erótico menor (para felicidad de las celebraciones de despedidas de solteros o solteras) y el modelo con texto de amor irónico: algo que hable de cuernos o frases con doble sentido. Aunque hubo algún momento de «refinamiento» en piezas veraniegas, con Juan Luis Guerra, por ejemplo; o del tipo rumbeo cachondo, como el «Aserejé» de las «Ketchup». Al final este asunto veraniego no es más que un momento cervecero, sangriero, sidrero o cubalibrero; un momento playero o montañero; un momento, en fin, de vacación y juerga. Pero hasta para eso hay que tener un mínimo de oído y un medio de buen gusto. Así que de elegir, mejor tirar por el camino de «Lambadas», o así.