Cuando en 1923 el anarquista Buenaventura Durruti atracó el Banco de España en Gijón, el ayudante de caja Ramiro de Arriba se negó a echarse al suelo: «Tengo rota la cadera». «Entonces serás tú el que nos llene la bolsa con los paquetes de billetes», le replicó Durruti. Nacido al año siguiente, en 1924, el periodista Ladislao de Arriba, Ladis, sentencia hoy: «Y así fue cómo mi abuelo colaboró con el anarquismo». Nieto, hijo y sobrino de trabajadores del Banco de España, Ladis juzga que estaba «predestinado genéticamente» a trabajar en esa misma entidad, y así sucedió. Sin embargo, su afición temprana era la del periodismo y a él pudo dedicarse a lo largo de su vida. Cursó el Bachillerato en el Instituto Jovellanos y se hizo profesor mercantil en la Escuela de Comercio. Ingresó en el Banco de España y fue destinado a Córdoba, en 1948, y unos años más tarde recaló en Oviedo, donde compaginó su labor bancaria con la secretaría del Club de Tenis. Gracias a su gran amistad con el periodista Juan Ramón Pérez Las Clotas, entonces redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA, colaboró con este periódico y con Radio Oviedo. En sus comentarios radiofónicos -titulados «La canción del pobre Juan»-, «libraba la censura contando los sucesos de Asturias como si sucedieran detrás del Telón de Acero, pero los oyentes se daban cuenta de que eran cosas de aquí y Fernández Sordo, delegado de Información y Turismo, me dijo: "Mira que si sigues haciendo esto te destierro"». Trasladado al Banco de España en Madrid, el periodista asturiano José Luis Balbín, al que había conocido en LA NUEVA ESPAÑA, «fue mi continua agencia de colocación». Así, entra en el Gabinete de Prensa del ministro Valdés, de Obras Públicas, con Balbín, que era técnico de la Administración por oposición. Posteriormente se hace cargo de la secretaría de despacho del director de «Pueblo», después de la salida de Emilio Romero del rotativo de los Sindicatos Verticales. Asiste a tres directores, «que me enseñaron periodismo a fondo»: Luis Ángel de la Viuda, José Ramón Alonso y Juan Figueroa. Escribe también en «Pueblo» una sección semanal llamada «En camisa de once varas», y lleva los asuntos de intendencia de la dirección, como el dispositivo que siguió la agonía de Franco. «Al final, confirmamos su muerte gracias a alguien del equipo médico que se lo filtraba a Santiago Carrillo, en París, y allí estaba esperando la comunicación el periodista Feliciano Fidalgo». También de la mano de José Luis Balbín entró, en 1976, en el equipo de un clásico de la televisión española, el programa de debate «La clave», en el que fue coordinador al cargo de los invitados. Fue guionista de cortometrajes, hizo cameos en diversas películas y ha cultivado varios géneros periodísticos: gastronomía, crítica taurina (con el seudónimo «Praderito», torero gijonés), artículos de costumbres, parodia social... Ha escrito varios libros: «Hoy se habla de..», «Millonario sin un euro», «Sportinguista sin carnet», «El libro de los pelmazos» o «Cómo sobrevivir en un chalé adosado», además de su reciente «Gijón del alma», en el que recopilaba sus artículos en LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. Las «Memorias» de Ladislao de Arriba se publicarán en cuatro partes, comenzando por esta primera entrega.