2 José Enrique Mencía

Antonio Cueto Espinar (Almería, 1946) es desde hace poco más de una semana el nuevo decano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Oviedo. Catedrático del área de Medicina Preventiva y Salud Pública, se licenció en Granada, donde comenzó a trabajar en el Hospital Clínico. Allí fue jefe del servicio de medicina preventiva hospitalaria. Más tarde recalaría en Vizcaya, donde ocupó el cargo de subjefe provincial de Sanidad. En 1986, obtuvo la cátedra en la Universidad de Oviedo, asentándose desde entonces en Asturias. Ha sido vicedecano y decano de Medicina en la segunda mitad de los ochenta. En 1995 ocupó la Consejería de Sanidad en el Gobierno de Sergio Marqués viviendo muy de cerca la crisis interna que acabó fracturando el PP. Tras la aventura política volvió a la Universidad siendo vicerrector con Juan Vázquez. Optó al rectorado en las últimas elecciones, las que ganó Vicente Gotor, y ahora vuelve a ser decano de Medicina y Ciencias de la Salud, facultad que agrupa Medicina, Enfermería, Fisioterapia y Odontología. Cueto disfruta hablando de la Universidad y, aunque reconoce que le apasiona la política, se retrae cuando toca valorar la situación del sistema sanitario y la actual crisis del PP, gemela de la que él vivió en carne propia en 1998. Asegura que su puesto de decano le obliga a no meterse en líos «aunque me cuesta no entrar al trapo».

-Crisis económica, estrecheces presupuestarias... ¿No parece el mejor momento para volver al decanato?

-Sí, es un momento complicado, el entorno no es favorable, no hay recursos, todo son problemas, y, sobre todo, se trata de poner en marcha una facultad que surge de dos centros con mucha historia que se unifican y eso tiene ventajas pero también inconvenientes. Hacer una facultad de dos cosas que estaban bien diferenciadas es un reto importante.

-¿La raíz del mal?

-No tenemos recursos. Estamos en una universidad pública y la mayor parte del presupuesto proviene de la autonomía, si la comunidad tiene estrecheces la universidad también. Es necesario un debate que fije prioridades y ver en qué puesto del ranking de gasto queremos que esté la Universidad. Todo el mundo pide titulaciones a barullo y lo que eso significa es que hacen falta más recursos. ¿Hay que destinar más recursos a este apartado o a otro? Eso es lo que la sociedad debe decidir.

-¿El qué? ¿En qué preferimos gastar el dinero que hay? ¿En sanidad, pensiones o en un tren de Alta Velocidad?

-Sí, abrir un debate general porque ahí chocan o se entrecruzan intereses variados y todos legítimos. Esto es independiente de que luego se pueda optimizar el gasto de absolutamente todas las partidas.

-Muy general. ¿Qué objetivos trae?

-Hay tres fundamentales. El primero, conseguir una facultad. Partimos de dos centros y habrá que conseguir que eso sea una facultad porque redunda en la homogeneización y el aprovechamiento de los recursos. En segundo lugar, el desarrollo de los grados, el gran debate y el gran desafío del momento por las dificultades conocidas y los sacrificios que se desconocen porque cuando la Universidad pide más recursos no podemos olvidar que hay profesores que ya están poniendo material de su bolsillo para llegar a final de año. Y la tercera: conseguir que no caiga en el olvido la necesidad de un campus de Ciencias de la Salud. Si eso no permanece claro de cara al futuro estamos condenando a la facultad a ser un centro de cola.

-Sí, y una facultad junto al hospital, pero de momento lo único cercano está en el nombre, ¿no?: Hospital Universitario.

-Cierto, de aquel proyecto que justificaba cambiar la sede del centro hospitalario queda poco. Es verdad que hay unos espacios que se reservan para la Universidad pero nosotros no estamos conformes. Nuestra queja es absoluta: la facultad tiene que estar allí.

-¿Podrá funcionar la facultad en El Cristo y el hospital en La Cadellada?

-Funcionar se va a funcionar porque no nos va a quedar más remedio, pero se va a resentir todo. El profesor dedicará la mitad de su jornada a ir y volver. Además los alumnos que estén el hospital tendrán más dificultades para consultar a los profesores. Eso no puede funcionar bien.

-¿Quién es el responsable?

-Se pueden buscar responsabilidades pero esto ocurre porque se decide hacer el hospital en La Cadellada, lo que se traduce en que ahora se inaugurará un hospital que seguramente va a ser excelente, porque no dudo que como institución sanitaria va a ser excelente, pero que no tiene los complementos que iba a tener. Cuando se explicó que el hospital se iba a hacer en La Cadellada, eso se envolvió con un montón de cosas que ahora ni están ni, por el momento, se esperan. No hay edificios de investigación, sedes para los centros universitarios, ni centro de empresas, todo lo que llevaba aparejado el campus ha desaparecido. Hay un problema económico que no es de ahora porque en aquel momento los costes eran las cuentas del Gran Capitán, unas cuentas que hubo que traducir a la realidad, a una realidad que además se endureció por la crisis. El problema no es de ayer, la desaparición de elementos del hospital se lleva arrastrando desde hace muchos años porque el hospital está en marcha desde hace mucho tiempo.

-¿El hospital pierde su razón de ser sin ese envoltorio?

-Su razón de ser no pero su proyección como centro de excelencia sí. Un hospital como referente no depende sólo de tener unos magníficos profesionales, que los tiene, que son referente nacional en determinados campos, eso son partículas del conjunto. Si van quedando por el camino distintos elementos pues claro que se resiente.

-¿Está justificada la inversión en este contexto y con sobrecostes millonarios?

-No me corresponde a mí criticar decisiones políticas. Estoy seguro de que el gasto hecho tendrá efectos positivos en Asturias y de que el hospital tiene posibilidades de ser un excelente hospital. ¿Que se podía haber hecho de otra forma??

-¿Peligra el «cluster» biosanitario?

-Hoy por hoy no sé, es necesario porque contribuiría a generar empleo y riqueza pero para que eso cuaje y funcione hay que poner recursos y esos recursos no están.

-Por esa vía, ¿acabará el campus de excelencia siendo una frustración?

-El equipo rectoral tiene un gran desafío en ese asunto, porque tiene pocas facilidades, pocos apoyos, si el equipo rectoral lo saca adelante tendrá un gran mérito.

-Usted fue rival de Vicente Gotor? ¿Arrimará el hombro?

-Uno se presenta a las elecciones y pasado el proceso electoral el asunto terminó. Si fuera político mi obligación sería hacer oposición, para eso me pagaría la sociedad, sin embargo en la Universidad no me pagan para eso sino para colaborar, sobre todo si el equipo rectoral hace algo beneficioso.

-También fue vicerrector y consejero de Educación. ¿Qué le parecen las críticas de Herminio Sastre a Vicente Gotor?

-Fue un calentón. A mí no me asustan las críticas de una institución a otra. Cada cual tiene que defender la parte del juego social que le corresponde, no es para rasgarse las vestiduras. Es lógico que haya desacuerdos, pero fue sólo una palabra poco oportuna.

-¿Igual fruto de la tensión que provoca la escasez?

-Cuando sobra no hay problema.

-Bolonia: ¿aumentar profesores?, ¿reducir alumnos?

-Hay soluciones pero sólo se pueden aplicar durante un tiempo. Se puede contar con la buena voluntad de los profesores que hacen un esfuerzo por encima de lo que están obligados, pero la Administración no debe pensar que eso es eterno. Y no sólo es la falta de docentes, muchas veces los locales en los que trabajamos tampoco están adaptados. En Medicina se impuso un número de cien alumnos y se dimensionó para eso. Ahora nos encontramos de pronto con que tienes que llegar a ciento cincuenta, con lo que habrá clases que rondarán fácilmente los doscientos alumnos. Aplicar Bolonia así es imposible. La facultad hace un esfuerzo por digerir las cifras que nos están colocando pero cada año hay más dificultad.

-¿No son necesarios más alumnos para asegurar el remplazo de médicos?

-Ese argumento se maneja pero es rigurosamente falso. La Facultad de Medicina de esta región produce más médicos de los que necesita Asturias. Otra cosa es que Asturias forma médicos para otras comunidades autónomas porque teniendo en cuenta que hay cerca de diez mil médicos españoles trabajando en el extranjero, no hay tasa de reemplazo. De acuerdo, debemos formar a ciento cincuenta médicos para España, pero debemos hacerlo con los recursos adecuados.

-El sistema sanitario está más que nunca en el centro del debate. ¿Veremos el copago y la reducción de áreas sanitarias?

-El sistema de salud es una organización mucho más dinámica de lo que creemos. Su dinámica es cambiar y debe cambiar. ¿Cómo se va a gestionar? No quiero ser pitoniso, hay unos elementos centrales del sistema de salud que deben ser respetados: la universalidad, la equidad, iba a decir la gratuidad, pero el sistema no es gratuito porque lo pagamos con nuestros impuestos. Esa gratuidad tiene inconvenientes y genera abusos, pero lo contrario genera desigualdad. Los gestores deberán analizar modificaciones sin cuestionar esos principios. Yo no debo entrar ahí.

-¿Reorganizar áreas sanitarias?

-Puede ser una solución, hay que analizar lo que se gasta y ver lo que se hace que no es necesario. ¿Es necesario tener ocho áreas de salud? Si estuviera en política hablaría ahora mismo de ello. Son cosas que hay que plantearse.

-¿El copago?

-Preferiría no hablar. Si el copago impide tener asistencia sanitaria debe rechazarse. Si lo que hace es modular igual vale. La clave es para qué lo queremos: para mejorar la financiación o para reducir el consumo. Si es para recortar el consumo introducimos desigualdad. Seguro que hay otros mecanismos. Si es para mejorar la financiación, no sirve para nada porque vamos a gastar más en duelos que en quebrantos, vamos a gastar más en gestionar ese copago que lo que el copago va a suponer. Vuelvo a decir que lo que debe plantearse el país es fijar prioridades o aumentar impuestos. Definir en qué queremos gastar o saber si el ciudadano está dispuesto a pagar más por tener tales mejoras, e identificar las mejoras para no dar el dinero a ciegas. Si hay que poner más dinero debo saber para qué y entonces será el momento de decidir si prefiero eso o quiero política industrial o una mejor universidad.

-Habla de equidad. ¿Es justo que un jubilado que cobra dos mil euros tenga la medicina gratuita y un trabajador que cobra mil deba pagarlas?

-Es lo que estamos cuestionando. Hay medidas heredadas que no han tenido reflexiones posteriores, en su origen tenían sentido pero ahora las circunstancias igual no son las mismas. Esas son las cosas que deberíamos plantearnos sin que nadie piense que se pretende romper el sistema de salud. Y también si el sistema de salud con diecisiete servicios de salud puede prescindir de una máxima coordinación entre comunidades.

-Sí, varias velocidades de la sanidad, turismo sanitario?

-No nos metamos por ahí. Sólo diré que se necesitan cambios, no puede haber diecisiete sistemas de salud. Debe haber uno, todo lo demás es traicionar al ciudadano.

-¿Qué le pediría al Gobierno que llegue en mayo?

-Financiación abundante, claro. En serio, lo que puede pedirse es que analice de forma real los costes y que establezca un sistema de financiación sobre bases estables y con proyección de futuro que permita a la Universidad colocarse donde le corresponde.

-Sobre la política regional... El candidato socialista Javier Fernández ha iniciado una ronda de encuentros con entidades y organismos asturianos para escuchar sus demandas. Empezó por la Universidad. ¿Es un buen gesto?

-Claro, evidentemente. Lo que hace falta es que no se quede ahí.

-Hablamos del candidato socialista porque del candidato del PP aún no se sabe quién será?

-Sí, hasta que no llegue el momento? que supongo que llegará?

-Le suena a repetida la situación actual del PP.

-Algunas cosas sí me traen recuerdos.

-¿Como cuáles?

-La discusión sobre las medidas a tomar y los procedimientos para hacer las cosas, los golpes de mano que dan unos y otros? Me tocó vivir un momento convulso y ahora he recordado algunas cosas.

-¿Cómo fue aquello?

-Yo tengo un excelente recuerdo de mi época en el Gobierno, un agradecimiento a las personas que promovieron que yo estuviera allí, si citara nombres sería curioso?

-¿Hubo mucha mezcla de nombres?

-(Rechaza la pregunta con un gesto) Lo que me queda es un recuerdo amargo del final. La política es así, no me sorprendió.

-Usted era consejero, ¿por qué se rompió el partido?

-No lo sé. Desde luego por los muchos rumores que hubo no fue, yo no tuve acceso a la información de primera mano y los que la manejan, probablemente por prudencia, no hablan de ello.

-Usted fue fiel a Sergio Marqués hasta el final.

-Sí, sí, estuve con él hasta el final, no hubo ningún motivo para que yo abandonara el Gobierno, nadie me dio razones de peso para tener que hacerlo.

-¿Se arrepiente?

-Para nada. En su momento valoré la decisión que debía tomar y la adopté en conciencia a pesar de que era una situación rara.

-¿Y qué le parece que se repita ahora?

-No es igual, ahora no hay Gobierno, entonces fue más grave.

-Pero las encuestas indican que ahora se podría gobernar.

-Sí, pero son eso encuestas.

-De los protagonistas de entonces algunos se repiten ahora. ¿Están en el mismo papel o han cambiado?

-Repiten muchos, muchos, aunque ahora parece que juegan en campo contrario, pero vamos, muy claramente. Eso sí, los artífices son los mismos.

-¿Francisco Álvarez-Cascos, Gabino de Lorenzo, Ovidio Sánchez?? ¿Quiénes?

- (Se ríe y extiende la mano como mandando parar). No siga, no siga, no sabe el trabajo que me cuesta no entrar al trapo. Si yo fuera un ciudadano de a pie igual hablaba pero como decano de la Facultad de Medicina no me toca entrar en ese debate.

-¿Ve a Cascos en el papel de Marqués?

-Repito, estoy fuera de los mentideros políticos. Sólo veo lo que pone LA NUEVA ESPAÑA, un día, andana va, y otro, andanada viene. Digo: toma ya, menos mal que mi cabeza no está en medio. No me atrevo a valorar, lo veo como un simple ciudadano.

-Y como ciudadano, ¿cree que se puede romper el partido?

-No lo sé, no sé qué poder tienen, qué respaldo, ni a qué están jugando. Es como cuando en un congreso uno dice que tiene doscientos votos y luego? Hay quien cree que los abrazos son respaldos reales, los votos no se pueden contar así. Yo lo pasé muy bien en la política pero hay menos riesgo vital en la universidad. (Se ríe)