Matías Rodríguez Inciarte eligió una frase de Gregorio Marañón para hablar del futuro de la Fundación Príncipe de Asturias: «La rapidez es una virtud, pero hay que evitar que degenere en prisa». El nuevo presidente de la institución que otorga cada año los premios «Príncipe de Asturias» afirmó que «mejorar es el gran reto» y que será «infatigable en el deseo de cambio, pero sin prisa».

Nacido en Oviedo hace 60 años y según dijo miembro del patronato desde hace doce, Rodríguez Inciarte no ve incompatibilidades entre su nueva condición de presidente de la Fundación y el cargo de vicepresidente tercero del Banco Santander, hecho que levantó suspicacias entre algunos patronos del órgano que la financia. «Sé que se ha hablado de ello pero más bien me consta lo contrario. A estas alturas de mi vida, sé distinguir perfectamente, como han sabido hacerlo con exquisita inteligencia mis predecesores en sus funciones profesionales. Ejerceré mi cargo con independencia y total lealtad a los estatutos de la Fundación», afirmó en la posterior rueda de prensa.

Matías Rodríguez Inciarte fue elegido por aclamación de los patronos asistentes. Hubo ausencias. En algunos casos, como el de Sabino Fernández Campo, Francisco Rodríguez, José Antonio Caicoya y Santiago Rubio Sañudo, el voto fue delegado. Otros patronos -tres, concretamente-, hicieron constar por escrito que no acudían ni votaban por estar disconformes con el procedimiento seguido. Aunque no se dieron nombres, fue inevitable relacionarlos con Fernando Masaveu, Felipe Fernández (representante de Cajastur) y Manuel Menéndez (representante de HC Energía).

Matías Rodríguez Inciarte siempre estuvo el primero en las quinielas como sucesor de José Ramón Álvarez Rendueles y era el candidato favorito del presidente saliente, pero no concitaba unanimidades. Al final, la decisión de la Casa del Rey y la labor de explicación que realizó Álvarez Rendueles con todos los patronos logró el consenso. Rendueles se entrevistó el pasado jueves con el presidente Vicente Álvarez Areces, para agradecerle el apoyo del Ejecutivo a la institución durante su etapa y para tratar, asimismo, de limar algunas asperezas relacionadas con el proceso de selección de Rodríguez Inciarte.

Aunque hubo ausencias, también hubo presencias destacadas en la reunión de ayer, entre ellas la del empresario astur-mexicano y segundo presidente de la Fundación, Plácido Arango Arias, o las de Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española de la Lengua; Román Suárez Blanco, presidente de la Caja Rural, y Josep Oliu, presidente del Banco Sabadell. Los aplausos en el salón de la reunión sonaron poco antes de la una y media de la tarde. Casi media hora después, Rodríguez Inciarte y Álvarez Rendueles comparecían ante los medios de comunicación en la capilla del hotel de la Reconquista, el mismo escenario en el que se fallan los premios.

«La Fundación Príncipe queda en unas manos expertas», dijo Rendueles. Y añadió: «Rodríguez Inciarte es un gran gestor, con relaciones internacionales muy importantes, creo que es la persona idónea y celebro mucho que la presidencia esté en sus manos».

El nuevo presidente subrayó el «honor que se me hace» y la «inmensa responsabilidad» que contrae al recoger «el testigo de personas que han hecho una labor excelentísima». Dio las gracias en primer lugar a Felipe de Borbón, presidente de honor de la institución, «por haber acogido favorablemente la propuesta» y por ser un «impulso decisivo» en la Fundación. Agradecimiento que hizo extensivo a los Reyes, a doña Letizia «que sigue con extraordinario interés todo lo que sucede en la Fundación», a Sabino Fernández Campo y a los tres presidentes que le precedieron: Pedro Masaveu (1980-1987), Plácido Arango Arias (1987-1996) y José Ramón Álvarez Rendueles (1996-2008).

Elogió, asimismo, al director y fundador de la institución, Graciano García, «incansable e infatigable» en su trabajo y con «gran imaginación e ilusión».

No quiso hablar de planes de futuro -«sería presuntuoso hacerlo ahora»-, dijo que la Fundación, «pletórica en su prestigio y situación financiera», cuenta con un plan director para 2008 y «no existe nada que requiera una atención urgente».

Esto no quiere decir, añadió, que deba caerse en la complacencia «y no seguir con ideas nuevas y dar pasos adelante». El nuevo presidente cree que «las cosas hay que mejorarlas, por bien que estén». Matías Rodríguez Inciarte confirmó que habrá nuevas incorporaciones al Patronato, aunque no dio nombres. El empresario Jacobo Cosmen, el economista y todavía rector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez, y la gestora de arte Rosina Gómez Baeza podrían ser tres de ellos.

El presidente saliente, José Ramón Álvarez Rendueles, no paró de recibir parabienes ni llamadas telefónicas. Durante el tiempo que duró el encuentro con los medios de comunicación recibió nada menos que ocho del presidente de honor de la institución, Felipe de Borbón. Con él hablaron inmediatamente después, tanto Rendueles como Rodríguez Inciarte.

«Me voy con la enorme satisfacción de haber presidido una gran institución y no tengo ninguna frustración especial», declaró Rendueles, quien subrayó con ironía que «ser ex presidente también es un alto honor».

Los minutos posteriores a la rueda de prensa fueron de llamadas telefónicas. El nuevo presidente conversó primero con el presidente del Gobierno asturiano, Vicente Álvarez Areces. Más tarde lo hizo con el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, a quien prometió hacer una visita institucional muy pronto. «Lo conozco desde hace tiempo y es un hombre de una gran capacidad, estoy seguro de que será importante en la historia de la Fundación», declaró De Lorenzo a través de un portavoz. La intención de Rodríguez Inciarte era hablar también con las alcaldesas de Gijón y de Avilés, respectivamente.

Poseedor de un brillante currículum -con 33 años fue ministro de la Presidencia en uno de los gobiernos de Calvo-Sotelo y con poco más de 50 se convirtió en uno de los directivos de banca mejor pagados de España-, Matías Rodríguez Inciarte está casado en segundas nupcias con Livia Quijano Morenés, es padre de dos hijos y abuelo de dos nietas. Se escapa siempre que puede desde Madrid, ciudad en la que reside, a su casa de Pancar, en Llanes, donde disfruta de Asturias.