Oviedo, Eduardo GARCÍA

Vicente Gotor cumplía ayer 61 años y recordaba que fue también un 8 de mayo -en 1981- cuando logró la oposición de profesor agregado de Universidad. A la una y media de la tarde, con el Paraninfo abarrotado y no poca emoción traslucida en un rostro que quería aparentar más tranquilidad de la que había, Vicente Gotor, un maño de Calatayud, un hombre de laboratorio, juraba el cargo de rector de la Universidad de Oviedo, el mismo que ocuparon Fermín Canella y Leopoldo Alas. «El 8 de mayo es una fecha decisiva en mi vida», dijo. Su elección al frente de la institución asturiana también tiene algo de decisivo, porque al químico Gotor le va a tocar pilotar una nave de casi 30.000 alumnos y 3.000 profesores en los años clave de la convergencia europea.

El pasado 23 de abril la respuesta de la comunidad universitaria le supuso una victoria no abrumadora pero sí holgada. Ayer, toda la Universidad estuvo presente en un acto lleno de simbolismo y ritual. Faltó, sin embargo, alguien muy especial al que se dedicó un hondo homenaje colectivo, el decano de Filosofía, Santiago González Escudero, fallecido un día antes.

En el protocolario paseo alrededor del claustro universitario, con los doctores en multicolor procesión académica, Gotor se dio cuenta de que, al menos en este inicio de mandato, la Universidad respondía a las palabras que pronunció tras sentirse ganador y que repitió ayer en su discurso: «Ha llegado el momento de trabajar todos juntos, sin excepción alguna, y con un mismo objetivo».

La Universidad se conjura para lo que se avecina. Lo dijo en su brillante discurso el rector saliente, Juan Vázquez: «Se abre una nueva etapa para la Universidad de Oviedo que coincide con un nuevo ciclo en el sistema universitario español: el de la Universidad europea». Y lo refrendó el presidente del Gobierno asturiano, Vicente Álvarez Areces: «Debemos aprovechar el Espacio Europeo para reforzar el compromiso de la Universidad en todos los campos del saber». Gotor se atrevió a dar fechas, aunque sean difusas, y señaló al próximo curso académico 2009-10 como el del inicio de «nuevos cursos de grado que posean la calidad que se merece Asturias y que den la respuesta adecuada a las necesidades de nuestra región».

Los organizadores del acto miraron un montón de veces al cielo encapotado de la mañana de ayer en Oviedo. Al final, la ausencia de lluvia permitió que la fiesta se desarrollara al aire libre, en el patio central. Gotor se cansó de recibir felicitaciones, pero no se quedaron atrás sus nueve vicerrectores. Asistían al primer acto oficial después de ser presentados a los medios de comunicación y acapararon un cachín del protagonismo.

Si la intervención de Juan Vázquez fue muy personal, casi poética, llena de referencias sentimentales con sabor a despedida, el discurso de Vicente Gotor fue más programático. El nuevo rector aprovechó tan singular ocasión para asegurar la colaboración leal con el Principado: «Me comprometo a no pedir jamás un cheque en blanco, sino a solicitar apoyos para acometer proyectos enriquecedores». Garantizó «esfuerzo y austeridad» y tendió la mano a los ayuntamientos de toda Asturias, no sólo a los que disfrutan de campus, «para aprovechar todo el potencial de esta comunidad». Habló de investigación, de desarrollo tecnológico y colaboración con las empresas. «Es necesario aumentar la interacción entre la Universidad y la sociedad asturiana», dijo, y lanzó un mensaje de esperanza a los jóvenes: «Quiero que sepan que mientras Vicente Gotor sea rector, contarán con su ayuda, pues apostaré por los grupos de investigación emergentes».

Si la convergencia europea fue uno de los argumentos centrales en el discurso de Gotor, Areces subrayó la necesidad de unir Universidad, empresa y sociedad para responder «a las nuevas necesidades de conocimiento».