Oviedo, P. R.

Gustavo Dudamel, joven y carismático maestro venezolano, es, a sus 26 años, «producto absoluto de este sistema», según declaró él mismo en un comunicado difundido ayer. «El premio significa para mí un gigantesco estímulo para seguir tocando y luchando junto a mi maestro, José Antonio Abreu, y todos mis compañeros, y así continuar multiplicando por millones esta hermosísima idea que, sin duda, puede cambiar la sociedad brindando sensibilidad, fe y esperanza a las futuras generaciones alrededor del mundo». En el texto, el músico tiene palabras muy cariñosas para Abreu, «hombre de infinita alma» que «nos ha brindado un camino lleno de posibilidades y la oportunidad de celebrar la vida a través de la música».

Dudamel y la Joven Orquesta «Simón Bolívar» de Venezuela, que él dirige, actuaron en el auditorio de Oviedo el pasado mes de enero, en un concierto memorable que levantó al público de sus asientos. Considerado uno de los directores más sobresalientes del momento, en 2009 se incorporará como titular a la Filarmónica de Los Ángeles y en la actualidad dirige la Orquesta de Goteborg.

La mezzosoprano Teresa Berganza, «Príncipe» de las Artes, destacó ayer la labor «única en el mundo» de las orquestas, que «están haciendo una labor impresionante con muy pocos medios».

Por su parte, el director Daniel Barenboim, galardonado junto a Edward Said con el «Príncipe» de la Concordia, manifestó que el premio «es un gran acierto porque este proyecto demuestra como pocos el carácter existencial de la música». Según Barenboin, «la música más que una profesión es una forma de vida».