Oviedo, Elvira BOBO

Dos años después de la puesta en marcha del sistema de ayudas directas para la financiación de libros de texto y otros materiales curriculares en Asturias, el sistema aprueba con nota -6,42- su eficacia frente al otro modelo alternativo, el de préstamo. Sin embargo aún queda pendiente para cerrar el ciclo, establecer un sistema eficaz de control del gasto, como podría ser una tarjeta electrónica que permitiera a los padres comprar los libros en cualquier punto de vents del Principado. De esta manera se evitaría, consideran, que el ingreso directo en cuenta corriente que se realiza hasta ahora se destine por las familias a otros usos, según explicó ayer Pedro García, presidente de la Asociación de Librerías del Principado de Asturias, que se reunió ayer en Oviedo con compañeros del sector editorial para analizar los resultados del informe «Evaluación del sistema de gratuidad de libros de texto vigente en Asturias». Según este estudio, elaborado por la Unidad de Psicología del Consumidor y Usuario de la Universidad de Santiago, la principal ventaja que encuentran las familias es la económica, mientras los docentes valoran que favorece la justicia social, aunque sugieren que las ayudas deberían ser progresivas en función de la renta familiar -hoy reciben la ayuda las familias con ingresos inferiores a 60.000 euros-.

El sistema actual, en marcha desde el curso 2005-2006, alcanza así en Asturias al 88 por ciento de los alumnos. Las ayudas se sitúan en 100 euros para Primaria y 130 para ESO, de los 180 euros anuales que invierten los padres al año por cada hijo.

El informe, entre otros datos deja clara «la importancia del libro de texto en plena era de la tecnología, ya que un 70 por ciento de los profesores asturianos lo usa a diario y el 42 por ciento de los padres cree que es el recurso más importante, incluso por encima de internet», según Eduardo Picón, coordinador del informe. Y es que «el libro de texto no es un libro normal, tiene unas técnicas de uso determinadas -apuntar, subrayarlo-», por lo que el préstamo es un modelo, menos indicado y más caro para los gobiernos, según José Moyano, presidente de la Asociación Nacional de Editores. El sector se manifiesta, pues, partidario del modelo, que además beneficia a las librerías y resulta más barato al Gobierno.