Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

Pedro Alonso y Clara Menéndez, médicos de orígenes asturianos, no disimulan su satisfacción con el galardón. Sin embargo, las mieles del éxito no les quitan de la cabeza una idea que, pese a una cierta apariencia de eslogan, encierra una espantosa realidad: cada 30 segundos la malaria acaba con la vida de un niño.

-¿Cómo han recibido el premio?

-Pedro ALONSO (P. A.): Con un sentimiento de agradecimiento a la sensibilidad que ha tenido la Fundación Príncipe de Asturias ante un fenómeno por lo demás oscuro y poco visible. Al no ser un problema que afecte a nuestros países, no siempre está en primera línea de visibilidad.

-Con reconocimientos como éste, se garantiza que la lucha contra la malaria prosiga en primera línea.

-P. A.: Muchas veces no acabamos de ser conscientes de lo que la malaria implica para el 40 por ciento de la población mundial. De lo que implica en términos de sufrimiento y muerte una enfermedad que cada año afecta a unos 500 millones de personas y se cobra entre 1 y 3 millones de vidas. Las cifras están ahí: cada 30 segundos muere un niño afectado por la malaria.

-Clara MENÉNDEZ (C. M.): Lo más relevante es resaltar el papel de la investigación y de la búsqueda de herramientas en la lucha contra una enfermedad que irremediablemente mantiene a los pobres en la pobreza.

-El galardón es colectivo.

-P. A.: Produce una satisfacción muy especial el ver reconocido el trabajo de cuatro centros pioneros en África en la lucha contra la malaria. Hay que destacar no sólo la investigación, sino lo que supone formar a investigadores africanos para garantizar la continuidad del trabajo.

-C. M.: No es algo centrado en Pedro y Clara. Lo importante es el reconocimiento a la investigación que se realiza y a la formación que se imparte en estos centros. No cabe duda de que este premio es un impulso más. El trabajo no está acabado, está empezando. Y este reconocimiento nos da ánimos.

-Las condiciones de su trabajo han mejorado mucho.

-P. A.: Clara y yo llevamos más de 20 años dedicados a esta tarea. Y recordamos la situación del principio, con falta de recursos económicos, dificultades de todo tipo? En los últimos 20 años, y especialmente en los últimos 10, las cosas han mejorado mucho porque la investigación sobre la malaria ha pasado a ocupar un lugar destacado en las agendas internacionales y de cooperación.

-Los resultados obtenidos por el Centro de Investigación de Manhiça en la vacuna antimalaria son fantásticos.

-P. A.: No son ninguna sorpresa. Cuando hay recursos, personal y estabilidad en los proyectos, los resultados suelen llegar. Insisto en que se ha avanzado mucho en los últimos 10 o 15 años. Se han logrado avances muy importantes fruto de esta estrategia de cooperación.

-C. M.: Sin embargo, hay que subrayar que queda mucho por hacer. No podemos estar satisfechos cuando tenemos cada año entre 1 y 3 millones de muertos, en su mayoría niños, y entre 300 y 500 millones de personas que sufren la enfermedad. O somos capaces de avanzar o África no saldrá de su situación de miseria.

-El premio les llega de la tierra donde están sus raíces.

-P. A.: Nuestra vinculación con Asturias es muy estrecha. Y que el premio llegue de ahí implica un punto más de satisfacción para nosotros. Por eso queremos agradecer el apoyo de las personas e instituciones, entre ellas los medios de comunicación, que han contribuido a generar sensibilidad sobre este problema. No cabe duda de que este reconocimiento será una excusa para ir a Asturias más a menudo.

Fue creado en 1996 por el médico español Pedro Alonso, que lo codirige junto a la también especialista Clara Menéndez. Sus principales campos de actuación son Tanzania y Mozambique. Sus investigaciones se centran en combatir enfermedades relacionadas con la pobreza y la formación del capital humano en los países de baja renta, para reducir la morbilidad y la mortalidad en niños y mujeres embarazadas. Desde Manhiça, el doctor Alonso ha demostrado que el producto candidato a vacuna contra la malaria denominado RTSS/ASO2A protege a un porcentaje significativo de niños contra episodios leves de la enfermedad, nuevas infecciones y formas severas de la malaria, durante un período de, al menos, seis meses. Este ensayo es el mayor que se ha realizado hasta el momento en África y cuenta con aportaciones de la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Fundación Bill y Melinda Gates («Príncipe de Asturias» de Cooperación Internacional 2006), a la que el filántropo estadounidense Warren Buffet donó 30.000 millones de dólares en acciones en 2006.

Centro de Investigación en Salud de Kintampo (Ghana)

Desde su creación, en 1994, ha desarrollado uno de los más amplios sistemas de vigilancia regional. En la actualidad, está probando una vacuna contra la malaria (la RTS,S) en Ghana.

Centro de Investigación y Formación de Malaria (Mali)

Se creó en 1989 como resultado de la colaboración entre el personal de la Facultad de Medicina, Farmacia y Odontoestomatología de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH), la Fundación Rockefeller y la Organización Mundial de la Salud. Posteriormente, se sumaron otros programas e instituciones benéficas. Abarca todos los campos de investigación de la malaria.

Centro de Investigación en Salud y Desarrollo de Ifakara (Tanzania)

Funciona desde 1956 como primer centro biomédico de investigación de campo puesto en marcha por el Instituto Tropical Suizo, fundado por Rudolf Geigy. En 1990, se afilió al Instituto Nacional de Investigación Médica de Tanzania y desde 1997 funciona como organización independiente sin ánimo de lucro. Entre los logros significativos del IHRDC de los últimos años figuran los resultados del tratamiento intermitente preventivo de malaria en niños.