Oviedo, Elvira BOBO

Cada vez es mayor el número de mujeres sin pareja que solicita técnicas de inseminación artificial. Tienen una media de 37 años y se busca para ellas un donante de semen con características lo más parecidas posibles a su color de ojos, piel, pelo, grupo sanguíneo, peso o talla -una selección que realiza el banco de semen y a la que no tiene acceso la interesada-. Estos datos son fruto del estudio realizado por el equipo de ginecología, obstetricia y reproducción del Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, presentado ayer durante la última jornada del XXVII Congreso de la Sociedad Española de Fertilidad. Han analizado los 384 casos que han abordado en los últimos 12 años, y concluyen que este perfil de mujeres -en el que se incluyen parejas de homosexuales- constituyen en 30 por ciento de las intervenciones, según explicó ayer Rosa Tur, del citado centro catalán. En Asturias este perfil de mujeres no supera el uno por ciento de casos.

La experta comentó ayer que muchas de estas mujeres se someten tratamientos de inseminación sin requerir ningún tratamiento de fertilidad asociado, aunque en otros casos, a partir de los 37 años se les practican procedimientos de estimulación ovárica, cuando su capacidad reproductiva se ve disminuida por la edad. Y es que el retraso de la reproducción ha sido el eje fundamental del congreso, algo que su coordinador, Ignacio Arnott, ginecólogo del HUCA, considera «un problema sociológico claro» ya que antes la unión era algo «ilusionante» y hoy se aplaza «porque queremos la vida asegurada y cuando la mujer se da cuenta ya está en la treintena y empieza a presentar dificultades».

Una de las novedades presentadas en el congreso es el sistema SARA, el primer programa informático para centros de reproducción a través del que se han recogido datos de más historias clínicas -14.000 ciclos- de 75 centros de reproducción españoles durante 2007 y 2008. De esos datos se deduce que los problemas de infertilidad aumentan por factores masculinos relacionados con la calidad y la cantidad del semen y constata el incremento de la edad de la mujer que utiliza la reproducción asistida en España.

Ante esa realidad, los expertos han repasado estos días la importancia de «realizar técnicas que diagnostiquen la calidad del espermatozoide, que puede ser un fiasco en el proceso», según explica Pedro Caballero, director gerente de la clínica Tambre de Madrid. Y es que «esas técnicas son necesarias antes de tratar a una mujer». Arnott comentó asimismo la importancia de las técnicas de diagnóstico genético preimplantacional (DGP) que ayer fueron sometidas a examen. Esta técnica consiste en realizar una biopsia al embrión y calcular las posibilidades de que se geste sano, ya que, sobre todo en casos de mujeres maduras, las alteraciones cromosómicas son más frecuentes, explicó. Sin embargo Arnott insiste en realizar un análisis crítico de esta técnica: «Hay que seleccionar en qué casos es oportuna, esencialmente en mujeres de edad avanzada o en casos de abortos de repetición», pero insiste, «sólo centros experimentados como el de Oviedo o Valencia deben asumir esos casos que requieren genetistas expertos.