Oviedo, Eduardo GARCÍA

La Facultad de Filología de la Universidad de Oviedo puede iniciar el próximo curso escolar sin estudios reglados de Lengua Asturiana, tras la decisión de la propia Junta de Facultad al aprobar ayer una enmienda en la que se suprime el Asturiano como asignatura en la propuesta de la estructura académica de cara a los nuevos títulos de grado. La decisión, que contó con 34 votos a favor, 30 en contra y 7 votos en blanco, provocó la dimisión irrevocable de la hasta ahora decana de Filología, Ana Cano. «En mi nombre, la Junta de Facultad no da el visto bueno a que el Asturiano desaparezca», afirmaba ayer por la tarde -«decepcionada, pero con la cabeza fría»-, tras una asamblea tensa, en la que, sin embargo, no se perdieron las formas.

Fue una decisión sorprendente e inesperada que sume a Filología en una crisis sin precedentes, precisamente en vísperas de una nueva etapa con la adecuación al Espacio Europeo. Junto a Ana Cano, que ayer tenía intención de ponerse de inmediato en contacto con el rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, para comunicar su decisión, dimitieron sobre la marcha la secretaria del decanato, Cristina Valdés, y el vicedecano de Estudiantes, Aurelio González Ovies.

Se preveía una asamblea movida, pero no hasta estos extremos. Uno de los puntos en el orden del día de la Junta de Facultad era el «debate, y, en su caso, la aprobación de la propuesta de estructura de los títulos de grado en la Facultad de Filología». Ana Cano presentó un proyecto que había estado madurando en las últimas semanas y que contaba con muchas posibilidades de ser votado y aceptado. Efectivamente, así fue, tras rechazarse las enmiendas a la totalidad y la mayoría de las enmiendas parciales, aproximadamente media docena. Todas, menos una.

El profesor de Filología Española Félix Fernández de Castro presentó la propuesta de la supresión del Asturiano en la lista de lenguas modernas, evitando concederle la categoría de grado. Hubo votación secreta, con el resultado ya mencionado: un jarro de agua fría para los profesores que en la Facultad de Filología de la Universidad de Oviedo han luchado estos años por el mantenimiento y la consolidación de la Llingua Asturiana como asignatura oficial (y, en todo caso, optativa). «Es un paso atrás nefasto», aseguró uno de ellos, Ramón de Andrés.

Es la primera vez que el Asturiano pierde una batalla en la Facultad de Filología. Lo hizo por escaso número de votos, pero el resultado tiene una significación muy especial.

La decana de la Facultad no dejaba ayer ni una posibilidad a la postura tomada. «Mi dimisión es irrevocable, porque entiendo que perdí la confianza de la Junta de Facultad. Cuando me hice cargo del decanato ya dije que nunca iba a aceptar una decisión que fuera en contra de mis principios».

El Asturiano estaba presente en la enseñanza reglada de la Universidad de Oviedo con asignaturas sueltas, como Llingua I y Llingua II, impartidas por cuatro profesores. La Facultad de Filología disponía, además de un título propio no reglado, a impartir tras cursar la carrera, cuyo futuro se presenta ahora como problemático e incierto.

Ana Cano llevaba diez años como decana. Profesora comprometida con la lengua asturiana, fue durante esta década una de las cabezas visibles de la defensa de la Llingua y lo hizo desde uno de los cargos con mayor perspectiva y entidad. El otro, nada menos que la presidencia de la Academia de la Llingua.

La enmienda ganada y, por tanto, incluida en la propuesta académica final no presentaba alternativa, sino simplemente la supresión. Dentro de la oferta de lenguas modernas, los estudiantes de Filología en Asturias podían combinar, según la propuesta del decanato, estudios entre el Inglés, el Español, el Francés, el Italiano, el Portugués, el Alemán y el Asturiano.

La decisión de la Junta de Facultad echa por tierra definitivamente la posibilidad de poner en marcha una Filología de Asturiano. Se lo habían preguntado, en términos parecidos, al rector, durante el turno de ruegos y preguntas en la constitución del nuevo claustro de la Universidad, anteayer, lunes. Y Gotor reconocía que no se trata de una posibilidad inminente.

Ana Cano calificaba ayer la situación de «grave» y pedía a «las autoridades que están por encima que resuelvan el problema». Cano había rogado en dos ocasiones que se aprobara la propuesta del decanato en todos sus puntos, salvando de la quema al Asturiano. También la apoyó durante la Junta de Facultad el profesor Ramón de Andrés, en representación del Seminariu de Llingua Asturiana, y, junto a él, el profesor Miguel Ramos Corrada. No fue suficiente.

Cuando comenzó el recuento público, los votos en favor de la supresión del asturiano como nuevo grado tomaron enseguida ventaja, ante el estupor de muchos de los asistentes y la disimulada satisfacción de otros. «Fue una sorpresa para casi todos», reconocía anoche uno de ellos, que prefiere mantenerse en el anonimato.

La Junta aprobó un sistema muy flexible, bajo la modalidad de «maior» y «minor», en el que el estudiante podrá combinar grados. Por ejemplo, un «maior» de Inglés, con un «minor» de Italiano. El Asturiano tendrá que esperar.