Oviedo, P. G.

Llamaba la atención por lo erótico de la escena, y parece ser que causó algún que otro quebradero de cabeza a su propietario. Pero ninguna de las dos cosas va a volver a suceder y quienes la vieron pueden considerarse privilegiados. La talla en madera del siglo XVI que se muestra en la imagen ya no existe. «Sólo nos avisaron de que la habían limado». El etnógrafo Alberto Álvarez Peña resume así el último capítulo en la historia del patrimonio etnográfico asturiano. La desaparición en Llorío, Laviana, de una talla de casi 500 años de antigüedad en un hórreo de mediados del siglo XVI o principios del XVII.

La antigüedad del hórreo -de estilo Villaviciosa- ya sería suficiente como para considerarlo un bien de importancia histórica que hay que proteger, ya que, según Peña, «no hay demasiados hórreos de la misma fecha». Pero lo que diferenciaba a éste de los demás, lo que lo hacía especial, era «la talla de temática erótica que tenía, única en Asturias con este tema figurativo».

El propio Peña y José María Vega Blanco estudiaron en profundidad el relieve, ahora destruido, que «representaba una escena ideográfica de fertilidad en la que una mujer embarazada copulaba a la vez con dos hombres, y emparentaba con la tradición iconográfica asturiana sobre la fertilidad que llega hasta el arte paleolítico».

Nadie sabe quién fue el autor material de este ataque al patrimonio etnográfico asturiano, aunque los indicios apuntan a que podría haber sido el propio dueño del hórreo, harto quizá de las preguntas sobre el origen del grabado. En este caso, no podría alegarse una presunta ignorancia sobre la importancia de la talla, ya que, según Peña, «el hórreo estaba catalogado y el dueño sabía perfectamente lo que había allí, incluso, se jactaba de que iba a prenderle fuego. Al final, parece que cumplió sus amenazas, el daño es irreparable», sentencia.

«Por desgracia, Asturias da este tipo de noticias», lamenta Xuacu López, director del Museo del Pueblo de Asturias, que se enteraba por este periódico del suceso.

Para Peña, la desaparición de esta talla, de gran valor histórico y etnográfico, es grave «por partida doble», ya que, por un lado, «el dueño era consciente de lo que había, y cualquier otro habría estado orgulloso de haberlo heredado», asegura; y, por otro, «la propia Administración, a la que ahora se recurre, es un poco culpable de que sucedan cosas como ésta».

La formación Unidá Nacionalista Asturiana (UNA) ha denunciado la desaparición de la talla ante el Servicio de Patrimonio de la Consejería de Cultura, que aún no tiene constancia de ello. «Si se tienen hórreos catalogados y se sabe que sus piezas son únicas, la Administración debería desarrollar un plan para comprarlos o protegerlos como es debido», exige Peña.

Actualmente, este tipo de legado está en manos de particulares, una situación que al etnógrafo no le parece «seria». «No se puede tolerar que un patrimonio histórico como éste dependa de la buena o mala intención de sus propietarios, no debería ser así». En el caso del hórreo de Llorío, el acto de mala fe consistió en limar la talla.

Otro ejemplo de la situación que sufre el patrimonio etnográfico de la región es el de un panera en el concejo de Villaviciosa que, incluso, cuenta con una inscripción que refleja el año de construcción y su autor: 1656, Pedro Álvarez. «Se está cayendo», denuncia Peña, «en este caso no por mala fe, sino porque su dueña no tiene medios para rehabilitarla». O los hórreos de cubierta vegetal de Cangas de Narcea, en grave riesgo de desaparición. «En todo el concejo quedan tres o cuatro, teitados con escoba y paja de centeno. Cuando sus dueños dejen de usarlos se caerán abajo», lamenta. En su opinión, la ley de Patrimonio Cultural Asturiano aprobada en 200 «no es mala, el problema es que es papel mojado y no se respeta».