Oviedo

Mendizábal llegó a Oviedo en 1926 para hacerse cargo de la cátedra por entonces llamada de Derecho Natural. Su primer sueldo anual, 6.000 pesetas. En sus memorias, Mendizábal escribió: «Asturias me era todavía incógnita. Temía al clima húmedo, de lluvias persistentes... Había leído "La Regenta" y otras obras de Clarín y el ambiente que encontré en Oviedo cuadraba bien con las descripciones del escritor. Su hijo Leopoldo era entonces rector de la Universidad. Menudo y descuidado en el vestir, hosco de apariencia, con ojillos muy vivos y aguzada inteligencia, me acogió cordialmente y me prodigó buenos consejos... Ocho años después de terminada la I Guerra Mundial, los profesores de la Facultad estaban aún divididos en dos bandos: el germanófilo, capitaneado por Traviesas, catedrático de Derecho Romano y Civil, y el aliadófilo, que tenía por jefe al catedrático de Derecho Administrativo Arias de Velasco... Las clases eran muy manejables, de treinta a cuarenta alumnos. Desde el primer día les dije que quien encontrase aburrida la clase no tenía por qué asistir. Hallé a los asturianos locuaces y simpáticos, inclinados a la ironía y muy hábiles en el arte de buscar apodos».