Barcelona / Oviedo,

P. R. / Agencias

La capilla ardiente del cuerpo de Alicia de Larrocha, la mejor pianista española del siglo XX, fallecida en la noche del pasado viernes en Barcelona, quedará instalada hoy en el Palau de la Generalitat. Larrocha, de 86 años, falleció en el Hospital Quirón como consecuencia de la evolución de un proceso cardiorrespiratorio. Intérprete muy vinculada a Oviedo, ciudad donde actuó en numerosas ocasiones y en la que tenía buenos amigos, le rendirá un homenaje el próximo 12 de noviembre, con motivo de la apertura de las Jornadas de Piano «Luis G. Iberni». Ese día actuarán Enmanuel AX (piano) y «Emmerson String Quartet».

Virtuosa de la música desde la más tierna infancia, De Larrocha (Barcelona, 1923) dio su primer concierto público a los 5 años y a los 11 ya participó en su primer concierto oficial, con la Orquesta Sinfónica de Madrid. Era la pianista de mayor proyección internacional del panorama musical español, como lo demuestra haber sido distinguida con el premio «Príncipe de Asturias» de las Artes en 1994 y dos «Grammy», entre otros. Fue descubierta para la música por Frank Marshall, discípulo de Enrique Granados, que la llevó a iniciar su carrera como concertista en 1940.

En Europa actuó en las salas más importantes de las grandes ciudades de la época y, en 1955, dio el salto a los Estados Unidos ofreciendo nueve conciertos en California con la orquesta de Los Ángeles. En los años sesenta, su carrera tomó velocidad y llegó a tocar 120 conciertos anuales en todo el mundo, sola o acompañada de orquesta. En 1968 estuvo a punto de ver truncada su carrera al lesionarse un dedo con la puerta de un taxi, pero volvió a recuperarse.

En 1995 interpretó en Madrid el famoso «Concierto número dos», con motivo de la inauguración del Ciclo Beethoven de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Fue la única concertista española incluida en unas grabaciones con recopilaciones de los 74 mejores pianistas del siglo XX promovidas por diversas compañías discográficas.

Casada con el también pianista Juan Torra y madre de dos hijos, se mantuvo activa hasta hace relativamente poco tiempo ya que, en 2000, emprendió una gira por países de Sudamérica, en 2001 ofreció un recital en Miami y, en 2002, realizó diversas actuaciones en escenarios como el Palau de la Música de Barcelona y la sala Carnegie Hall de Nueva York.

Solía decir que la música no era para verse sino para escucharse y por ello sus actuaciones se caracterizaban por un gran rigor y humildad.