Oviedo, Elena FDEZ.-PELLO

Ochenta profesionales, entre los que hay médicos y personal sanitario; 34.000 metros cuadrados para habitaciones, comedores, salas de reunión, de rehabilitación, gimnasio, piscina cubierta y pequeños huertos para los residentes y, para redondear, una atención muy especializada han convertido al complejo intergeneracional Ovida, en Oviedo, en el primer centro privado de España en obtener la acreditación para prestar servicios dentro del Sistema Nacional de Dependencia.

El viceconsejero de Servicios Sociales, Ángel González, y los directivos de la residencia descubrieron ayer al mediodía la placa que lo identifica como un centro acreditado y, tras el acto protocolario, se pasearon por un equipamiento excepcional, en muchos sentidos. González comentó que Ovida fue la primera residencia en solicitar la acreditación. Es también la de mayor tamaño de Asturias, ya que dispone, en total, de 400 plazas -el 45 por ciento ya ocupadas-, distribuidas en siete unidades de atención especializadas en otras tantas patologías: una de rehabilitación, otra de cuidados especiales para mayores con gran dependencia, para enfermos crónicos, para enfermos de alzheimer o con demencia, una unidad de psicogeriatría para personas con alteraciones de la conducta y otra de «respiro familiar», con estancias temporales para los ancianos que proporcionan cierto descanso a sus cuidadores.

Con todo ello el centro, que abrió sus puertas el pasado mes de junio, se ha ganado la acreditación, una credencial que la semana pasada ya habían solicitado el 90 por ciento de las residencias asturianas. Más que un aval de calidad, en la práctica estar acreditado significa que las personas que perciben ayudas para la Dependencia podrán utilizar sus servicios. En el centro Ovida, la Consejería de Bienestar Social tiene concertadas 75 plazas, 45 para personas dependientes y el resto para ancianos que requieren tratamiento psiquiátrico.

La oferta del centro ovetense excede con mucho los mínimos exigidos por el Principado para conseguir la acreditación. «Apostamos por la atención sociosanitaria», exponía ayer el consejero delegado de Ovida, Ignacio Díaz Dapena, en el amplio y acristalado vestíbulo del complejo residencial, que además de las instalaciones para mayores dispone de 180 plazas de alojamiento para estudiantes universitarios, de las que por ahora hay 30 ocupadas. Los jóvenes compartirán espacios con los ancianos de la residencia y con los que se alojen en los 120 apartamentos independientes con los que cuenta el complejo, con sistemas de vigilancia y asistencia las 24 horas, lavandería, limpieza y servicio de restauración. El complejo dispone además de un centro de día, pero aún no ha recibido ninguna solicitud.

En el futuro, la dirección cuenta con ampliar la plantilla hasta llegar a los 250 empleados, el 90 por ciento mujeres.

La media de edad de los usuarios es de 81 años y el 60 por ciento son mujeres. Ayer, mientras el director médico, José Gutiérrez, guiaba a los visitantes de la Consejería, entre ellos el director del ERA (Establecimientos residenciales de Asturias), Faustino Álvarez, por el edificio, de espacios amplios y diáfanos, las ancianas permanecían atentas a las pantallas de televisión instaladas junto a los sillones dispuestos en las zonas de descanso, siguiendo el sorteo de la lotería de Navidad. Entre tanto, Gutiérrez explicaba cómo, gracias a un plan de racionalización del uso de medicamentos, han conseguido reducir a la mitad el consumo entre los residentes.

«Al llegar tomaban una media de siete medicamentos, ahora lo hemos reducido a una media de cuatro», contó, y lo han logrado, indicó, «con una prescripción óptima y genéricos». Más adelante, el equipo sanitario tiene la intención de publicar un estudio sobre la gestión del gasto farmacéutico.