Oviedo, E. G.

Meterse en un proyecto europeo no es fácil, se calcula que algo más de un 5% de las propuestas acaban en éxito. Bruselas realiza una convocatoria anual. Tras el plazo de presentación de candidaturas, en tres o cuatro meses la Unión Europea suele dictaminar si acepta o no. En caso positivo, pasarán entre otros tres meses y medio año para unas negociaciones del proyecto que son por sistema extremadamente duras. Tras superar esa segunda criba se empieza a trabajar después de recibir el primer pago.

El estudio del ecosistema marino de Heather Stoll durará cinco años y el pago de los 1,77 millones de euros se realizará en principio en tres ingresos. La investigadora principal se compromete a echar la mitad de su tiempo laboral en el estudio europeo, que a partir de ahora deberá compaginar con la docencia. La UE, que pone el dinero, se reserva el derecho a evaluar la progresión del estudio.

Entrar en un proyecto europeo es difícil, pero hacerlo en calidad de colaborador se hace poco menos que imposible. Además del de Stoll la Universidad de Oviedo tiene otro con esta condición principal, surgido en la Facultad de Químicas, precisamente del grupo de trabajo del vicerrector de Investigación, Santiago García.