Oviedo, M. S. MARQUÉS

«Lo habitual es pensar que la esquizofrenia y el trastorno bipolar son enfermedades de adultos, pero hoy sabemos que en un alto porcentaje -25% en esquizofrenia y 40% en trastorno bipolar- los primeros síntomas comienzan antes de la edad adulta». Celso Arango López, jefe de sección de psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, ingresó ayer en la Academia de Medicina de Asturias con un discurso sobre «Trastornos psicóticos en infancia y adolescencia: de la neurobiología a la clínica».

Celso Arango, de padre ovetense, nació del otro lado de la Cordillera, pero regreso al solar astur para cursar la carrera de Medicina. Después realizó la residencia en Madrid y vivió los primeros años de profesión en Estados Unidos. Regresó hace diez años y desde entonces ejerce en el Hospital Gregorio Marañón. Especialista en infancia y adolescencia, centró su intervención, ayer, en Oviedo, en el tratamiento de esquizofrenia y trastorno bipolar de inicio temprano.

Pero no sólo estas dos patologías presentan síntomas de origen temprano, lo mismo sucede con otros trastornos psiquiátricos. «No es habitual que un enfermo adulto no haya tenido síntomas en la infancia o adolescencia», afirma Arango. Pero estos indicios no siempre son detectados a tiempo, uno de los problemas del diagnóstico precoz es que los síntomas son inespecíficos. Entre ellos, Arango destacó como posibles avisos de un futuro trastorno la irritabilidad, la dificultad de establecer relaciones en clase, la disminución repentina en el rendimiento académico y el aislamiento social, así como algún tipo de comportamiento extraño. En estos casos recomienda acudir al especialista, sobre todo cuando los problemas interrumpan el funcionamiento de una vida normal. Defiende, además, la consulta médica por la existencia en la actualidad de tratamientos efectivos para estos casos y cree probada una clara relación entre el tiempo sin tratamiento y un peor pronóstico a medio y largo plazo.

Por géneros, hay una pequeña diferencia en contra de los chicos, que se ven más afectados de esquizofrenia que las chicas por encima de los 12 años. Esa diferencia desaparece por debajo de esa edad. En eso tiene mucho que decir la genética, asegura el especialista, ya que cuanto antes aparece la enfermedad mayor es la carga genética. «El 70 por ciento de este tipo de trastornos mentales se explican por factores genéticos».

Una meta por conquistar en el difícil mundo de la psiquiatría es la curación de la esquizofrenia. El experto es optimista a medio plazo y cree que en el futuro habrá distintos tratamientos para las enfermedades que se asocian bajo el nombre de esquizofrenia. Crítico con la escasa consideración de la investigación psiquiátrica merece, Arango sostiene que las enfermedades mentales son la primera causa de discapacidad en el mundo, sin embargo la inversión de la UE en su investigación únicamente llega al 0,01% del gasto total que acarrean. Entre los motivos de tan escasa atención estarían «el estigma que siempre hubo alrededor de la enfermedad mental y la dificultad que supone el estudio del cerebro en vivo». Está convencido de que las cosas están mejorando con técnicas como la neuroimagen. «La neurociencia es la parte más apasionante de la investigación biomédica porque hoy es la que tiene más por descubrir». Además reconoce que el número y la calidad de grupos de investigación en neurosiquiatría ha aumentado mucho en los últimos diez años.

Junto a ese avance, Arango destaca como un paso importante el hecho de que por fin se vaya a aprobar la especialidad de psiquiatría del niño y adolescente en el MIR. «Esto debería ser un revulsivo para crear recursos sanitarios para este tipo de población.