Oviedo, E. F.-P.

El genoma del pinzón cebra no es el primero ni será el último que ayuden a descifrar los investigadores del Instituto de Oncología del Principado de Asturias. El ornitorrinco, la rata, el pollo y el chimpancé ya han sido para ellos objeto de estudio, y el proyecto continuará, apunta Carlos López Otín, «con algún que otro primate».

Como expertos en investigación oncológica, los bioquímicos del centro asturiano valoran doblemente este proyecto de ámbito internacional. Su interés está concentrado en su aplicación en el conocimiento de los genes implicados en el cáncer. «Nos sirve como entrenamiento y para adquirir nuevos métodos y tecnologías», comenta López Otín. El del cáncer, subraya, es un trabajo más ambicioso, «de magnitud mucho más compleja».

Por ahora, el análisis comparativo de los genomas del pinzón cebra, el pollo y de mamíferos como los humanos ha permitido diferenciar los genes que han mantenido a lo largo de la evolución, los que han perdido y los que han adquirido durante ese proceso.

La secuenciación del genoma del pinzón cebra permitirá dar un paso más en el conocimiento de los trastornos neurológicos, ya que todos ellos afectan, de uno u otro modo, a la capacidad de hablar, y a ese avance ha contribuido Carlos López Otín y con él Víctor Quesada, Gloria Velasco y Xosé S. Puente, todos ellos miembros del Instituto de Oncología.

Esa institución, señera a nivel internacional en la lucha contra el cáncer, tanto a nivel básico como desde el punto de vista clínico, está constituida por una decena de grupos de investigación que se distribuyen entre la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, su departamento de Bioquímica y el Hospital Universitario Central de Asturias.