Roma, Agencias

Benedicto XVI exhortó a los sacerdotes a mantener su fe y no decaer en su misión pastoral. Lo hizo ayer, en Turín, durante una misa multitudinaria, a la que asistieron más de veinticinco mil fieles, en la plaza de San Carlo. Con los escándalos por pederastia y por la conducta depravada del fundador de los Legionarios de Cristo muy presentes el Papa aprovechó la homilía para lanzar un mensaje de ánimo a sacerdotes y diáconos, a los que instó a seguir adelante con su labor pastoral, reconociendo que trabajar «en la viña del Señor puede ser laborioso» y «los problemas no faltan».

El Pontífice viajó a Turín para rezar ante la Sábana Santa, el lienzo que según la tradición se usó para amortajar el cuerpo de Cristo y que permanecerá expuesto al público en la Catedral de Turín hasta el 23 de mayo. Allí reflexionó sobre el mandato del amor, el más importante de cuántos pesan sobre los católicos, observando que «siempre hay en nosotros una resistencia al amor y en nuestra existencia hay muchas dificultades que provocan divisiones, resentimientos y rencores». Benedicto XVI aconsejó a los religiosos que fortalezcan día a día «la relación de amor con Dios en el rezo».

En su meditación ante la Síndone, el Pontífice comparó la oscuridad del mundo contemporáneo con la del Sábado Santo. «Tras las dos guerras mundiales, Hiroshima y Nagasaki, nuestra época se ha convertido en un Sábado Santo», declaró. La Sábana Santa representa para los católicos, añadió, una «esperanza estupenda, fuerte, sólida» y anticipa el momento «en el que también para nosotros, cada lágrima será enjugada, y no habrá más muerte, ni luto, ni lamento, ni angustia».

Hoy, Benedicto XVI tiene previsto reunirse con los obispos belgas para tratar de los casos de pederastia en ese país. Entre ellos está el del obispo de Brujas, monseñor Roger Vangheluwe, que presentó su dimisión tras reconocer haber abusado de su sobrino a finales de los ochenta.