Oviedo, Eduardo GARCÍA

El 67% de los profesores no universitarios en el Principado son mujeres, una cifra a la que nunca se había llegado en la región. El «día del profesor», celebrado ayer en Asturias, tiene denominación genérica y todo el mundo la entiende, pero la jornada bien podría ser considerada como «día de la profesora». La educación asturiana está en manos femeninas y no hay grandes diferencias porcentuales entre la red pública, la red privada concertada y los colegios privados.

De los 14.200 profesores no universitarios que trabajan en Asturias en la enseñanza reglada (datos del año 2008 recogidos por el Instituto Asturiano de Estadística), 9.572 son mujeres, lo que representa el 67,4% del personal docente, mientras que sólo 4.628 son hombres, el 32,6%. Hay tramos en los que la mayoría femenina se convierte en abrumadora, no por tradicional menos significativa. Un ejemplo: junto a las casi 1.700 mujeres que imparten en la región enseñanza exclusivamente Infantil, hay poco más de 80 hombres.

Fuentes de la Consejería de Educación del Principado de Asturias señalan que tan sólo en las enseñanzas de régimen especial (no confundir con Educación Especial), la mayoría docente masculina se mantiene, aunque las diferencias son mínimas. En Secundaria, donde tradicionalmente los hombres «mandaban», sobre todo gracias a las estadísticas de la Formación Profesional (FP), la mayoría femenina ya está consolidada desde hace algunos cursos, y en la actualidad supone casi el 57%. De seguir esta tónica estadística, las mujeres coparán unos 70 puestos de los 123 convocados en las oposiciones de Secundaria este año en Asturias, que se celebrarán a partir de la última semana de junio.

La feminización de la enseñanza en la región es incluso algo más notoria en la red pública que en la privada. De los aproximadamente 11.400 profesores públicos -se cuentan los funcionarios y los interinos- el 67,5% son mujeres, unas 7.700 personas. En la red privada -incluyendo la concertada- las mujeres suman el 66,9 por ciento. La menor diferencia de sexo se da en la enseñanza privada pura, donde de cada cien docentes hay 63 mujeres y 37 hombres.

Las maestras y profesoras asturianas, 9.572 en total, se agrupan en unas 4.900 en Infantil y Primaria, y unas 3.800 en ESO, Bachillerato y Formación Profesional, junto a unas 200 que imparten Primaria y ESO, y el resto Idiomas, Especial y Enseñanza de Adultos.

Las oposiciones del pasado año en Primaria llamaron la atención por dos razones. La primera, por la generosa oferta, más de 400 plazas, número que hacía muchos años que no se convocaba en Asturias. En segundo lugar, por la sorprendente mayoría femenina en las listas de admitidos, que rondaba el 85 por ciento. Hubo listas que llamaron la atención, como la de Infantil, con 123 nuevas profesoras y tan sólo 8 nuevos profesores. En Primaria, la proporción fue de 90 a 20; en Pedagogía Terapéutica, de 51 a 3, y en Audición y Lenguaje, 20 a 4.

Las listas de admitidos vienen a ser el espejo de las matrículas en las escuelas de Magisterio, cuyo alumnado femenino se acerca a un ochenta por ciento y, en general, a la clara diferenciación por géneros de la Universidad asturiana: mayoría femenina en Humanidades y Ciencias Sociales, y en Ciencias de la Salud, y mayoría masculina en carreras técnicas e ingenierías. Se da la circunstancia de que son algunas especialidades de Magisterio junto a las carreras universitarias de Salud (Medicina, Enfermería, Fisioterapia y Odontología, además de Psicología) las únicas que mantienen «numerus clausus», o sea, nota exigida, para formalizar su matriculación. Ellas estudian mejor, es un hecho.

Estudian mejor y estudian más, en el sentido de permanencia en el sistema. O, lo que es lo mismo, abandonan en menor número. En la Formación Profesional de Grado Superior las alumnas suponen ya el 52 por ciento del total del alumnado, algo impensable hace una década.

Las alumnas son también amplia mayoría en las enseñanzas oficiales de Idiomas, donde suponen cerca del 66 por ciento de todo el alumnado. Por supuesto, ya desde el inicio del nuevo siglo la población universitaria femenina superó a la masculina.