Gijón, A. RUBIERA

Cuatro años después de que la ley antitabaco entrara en vigor en España, los expertos en salud pública y epidemiología tienen algunas evidencias de lo que ha sido su impacto. Una de ellas es que no ha supuesto un perjuicio económico para el sector de la hostelería, como tanto temían los empresarios; tampoco ha tenido un efecto claro en la reducción del consumo.

Sin embargo, «sí que ha servido para sacar casi totalmente el tabaco de los centros de trabajo -con la excepción que sufren quienes trabajan en la hostelería- y ha tenido un efecto nada desdeñable en la exposición total al humo ambiental del tabaco, o lo que es lo mismo, en el consumo pasivo. También se empiezan a registrar menos hospitalizaciones por infartos de miocardio». Así lo indicó ayer en Gijón Manel Nebot, de la Agència de Salut Pública de Barcelona, y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología. Nebot abrió ayer la XVI Jornada Municipal sobre Drogas, que este año se centró en «la droga que se cuela en las casas: el tabaco».

«Según los estudios que se han realizado, un efecto importante de la ley ha estado en la exposición total al HAT (humo ambiental del tabaco), tanto en las casas y en el trabajo como en el tiempo libre. El indicador más llamativo está en lo que ha ocurrido en la hostelería. Cuando se mide la nicotina ambiental en los locales donde se ha prohibido fumar, se ve que hay reducciones del 97%. O sea, que de verdad han pasado a ser lugares sin humo.

Y en los camareros se perciben una bajada del 63% de los niveles individuales de la cotinina (un producto asociado a la metabolización del humo del tabaco), lo que es algo importante. También se ha logrado que deje de verse como algo normal el tabaquismo en el lugar de trabajo», explicó Nebot.

El experto en salud pública se sumó a las voces que ayer en Gijón clamaron por dar «un paso más» en la ley, y llegar a la prohibición total del consumo en los espacios públicos. Entre otras cosas, por atender al derecho a la salud de los trabajadores de hostelería. «La ley permitió una excepción que ha dejado sin protección a un colectivo laboral muy importante de 1.200.000 españoles. La exposición que soporta, voluntaria y esporádica, un cliente de un bar, no tiene nada que ver con la exposición continuada y no voluntaria en las personas que trabajan en ese sector», razonó.

Aunque la constancia que existe es que la ley «ha ganado apoyos en estos años, incluido alguno importante como es el de los sindicatos», Nebot no ve fácil que se llegue a un consenso en la ampliación de restricciones. Pero, dice, «lo que importa es que haya voluntad política. Nadie dice que vaya a ser fácil, pero hay que hacerlo. Y ahora se sabe, con datos, que igual que ocurrió en el resto de Europa, la gente no va a dejar de salir al cine ni a los bares por esa restricción».