Oviedo, Pilar RUBIERA

Richard Serra (San Francisco, Estados Unidos, 1939), «el más grande de los escultores vivos», según la opinión del arquitecto británico Norman Foster, ya es premio «Príncipe de Asturias» de las Artes. Había sido finalista en cuatro ocasiones y ayer obtuvo el galardón tras una última votación en la que logró siete votos. Los otros dos finalistas, Riccardo Muti y Carlos Saura, consiguieron cuatro cada uno. El jurado, presidido por José Lladó, destacó la «audacia» de Serra para «vertebrar desde su perspectiva minimalista los espacios más significativos a escala internacional».

Desde Nueva York, ciudad en la que reside, Serra señaló en un comunicado que se trata de un galardón «particularmente significativo para mí, por las oportunidades laborales que me ha brindado España».

La candidatura de Serra fue propuesta por Carmen Giménez, comisaria de arte del siglo XX «Stephen and Nan Swid» de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York. Giménez coincide con Foster y muchos otros en señalar al artista como el escultor vivo más importante. Norman Foster, que obtuvo este mismo premio el año pasado y es amigo de Serra, tiene una de sus piezas en su casa de Londres. «Es un maestro. Le admiro y vivo su trabajo», declaró el arquitecto.

Don Felipe de Borbón destacó, en la felicitación que envió al artista, su «extraordinaria aportación» a la escultura de vanguardia a través de una obra de gran impacto visual que «desde el espacio urbano alcanza una dimensión universal».

El escultor estadounidense, un artista que huye de lo comercial y lo mediático, creador de piezas espectaculares en tamaño pero minimalistas en su concepción -«intento contribuir a romper las ataduras del lenguaje del arte», declaraba en una entrevista- cuenta con siete obras en permanente exposición en el Guggenheim de Bilbao y con otra en el Reina Sofía, copia de una que desapareció misteriosamente. «Equal-Parallel: Guernica-Bengasi», de 36 toneladas de peso, fue creada expresamente por el artista en 1986 para el entonces recién inaugurado centro de arte madrileño. En 2006 se conoció su desaparición y el escultor decidió hacer otra igual gratis y adaptarla al nuevo espacio.

Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, declaraba ayer que la obra de Serra «ha contribuido a transformar de un modo radical nuestros paradigmas estéticos». Según su opinión, el escultor es «unico y genial», y «nos hace reconocer el mundo en el que vivimos como si éste fuera distinto».

Richard Serra es hijo de padre mallorquín, de Preda, y de madre rusa, de Odessa. Cuando la familia se instaló en San Francisco su padre y sus dos hermanos se afiliaron al sindicato de astilleros. El suicidio de su madre en 1979 conmocionó su mundo familiar. Su padre murió poco después. «Mi madre tuvo una gran influencia en mí en el tema del arte. Cuando era pequeño solía presentarme como "Richard, el artista". Fue una persona que inculcó en mí la idea de que podía llegar a serlo».

Serra estudió Ciencias y Literatura en la Universidad de California-Berkeley, y Arte en Yale. Amplió su formación en París y Florencia. Realizó su primera individual en Roma. En 1967 comenzó a exponer en Nueva York, de la mano de Leo Castelli. Fue amigo de Oteiza y admira la obra de Chillida, ambos premios «Príncipe».