Oviedo, E. G.

Cuando el 19 de mayo de 1980 fue inaugurado el Museo de Bellas Artes de Asturias, la fecha casi coincidió con la celebración del «Día Internacional de los Museos», un día antes. «Fue casualidad», recordaba ayer el director de la pinacoteca, Emilio Marcos Vallaure, ataviado con pajarita amarilla, casi de fiesta como correspondía a la celebración doble. Treinta años del Museo de Bellas Artes es una fecha redonda que se conmemora hoy y se celebró ayer con una visita institucional a las obras de ampliación del Museo, todavía un laberíntico engranaje de hormigón, acero y postes metálicos que conforman el 30% del proyecto, pero que comienza a tomar cuerpo aunque aún sea preciso ponerle imaginación.

Hay ya tres plantas levantadas, aunque la envergadura del edificio se note poco porque dos son planta sótano. Una de ellas dará suelo al gran vestíbulo que tendrá una altura aproximada de 18 metros, según explicó la arquitecta Andrea del Cueto, convertida en voz del arquitecto director del proyecto, Patxi Mangano, ausente ayer. Coronando ese espacio irá el lucernario central.

Bajo el vestíbulo, ocupando una de las esquinas del futuro edificio, los restos arqueológicos encontrados durante los trabajos de cimentación, ahora fuera de la vista. «En principio los dejaremos sin cubrir» y a la vista, pero no hay nada definitivo, a la espera de los resultados del análisis de la piedra y, en último caso, de la decisión de los técnicos... y de los políticos».

«Asturias sería menos Asturias sin el trabajo de nuestros museos», dijo la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, quien no perdió la ocasión en fecha tan señalada para repetir esa cifra que tanto gusta en la Administración asturiana: más de un millón de visitantes en los museos regionales durante 2009. Mercedes Álvarez eludió fijar fechas de finalización pero destacó que «la obra va francamente bien, dentro de los plazos».

Lo que quizá llama más la atención es la altura que está tomando lo que va a ser la segunda fachada del Museo de Bellas Artes, lo que el equipo de arquitectos llama metafóricamente la segunda piel, una estructura de acero que sobresale ya de la fachada primitiva, que se mantiene por imperativo legal.

Esa segunda piel metálica se verá complementada con vidrio y superficies de papel de arroz, generando una luz difusa. Luz que «habla» de un equipamiento cultural, un edificio por tanto singular.

En la comitiva que visitó las obras estaban la directora del Centro de Arte de la Laboral, Rosina Gómez Baeza, y el nuevo director del Museo de Grandas de Salime, Francisco Cuesta.

La Consejera se refirió a los tres nuevos equipamientos museísticos en preparación o proyecto. El más trascendente, el del Museo Arqueológico de Asturias cuya reinauguración fijó para «finales de este año o principios del próximo». Junto al Arqueológico, el Centro de Interpretación del Paleolítico en torno a la cueva de Tito Bustillo «y una nueva institución que entre otras cosas permitirá la presentación del yacimiento clave para la historia del Neandertal en Europa, en Villamayor (Piloña)».