París, Efe

El Gobierno francés lanzó ayer su particular cruzada contra el burka al presentar en Consejo de Ministros un proyecto de ley que prohíbe llevarlo en la calle, un texto que cuenta con el apoyo decidido del presidente, Nicolas Sarkozy, la hostilidad de la oposición socialista y de la comunidad musulmana y el rechazo del Consejo de Estado. Sarkozy afirmó tenerlo claro. «Son el Gobierno y el Parlamento quienes deben decidir en qué sociedad, en qué República, en qué civilización y con qué valores humanos se quiere vivir».

Con multas de 150 euros a las mujeres que se paseen cubiertas con un velo integral, el Ejecutivo pretende barrer de las calles francesas una prenda que Sarkozy considera contraria a la dignidad de la mujer y de los valores fundamentales del país. Con más dureza que a las portadoras del burka, el proyecto de ley ataca a los hombres que obligan a sus esposas a llevarlo, que pueden ser condenados hasta a un año de cárcel y 15.000 euros de multa. El Ejecutivo apuesta así por la línea más dura contra esta prenda, aun a riesgo de que el proyecto de ley no pase por el Constitucional.