Oviedo, Pilar RUBIERA

A última hora de la tarde del pasado miércoles, doña Letizia llegaba al hotel Abba de Gijón, ciudad en la que al día siguiente, junto al Príncipe -que se incorporó de madrugada, procedente de Barcelona, donde había presidido la final de la Copa del Rey-, presidiría la inauguración de la III Conferencia del Día Marítimo Europeo. Por la mañana, la Princesa había cumplido con su agenda oficial, por la tarde había ejercido de madre con sus dos hijas, Leonor y Sofía. Esa misma noche se reunía en una sidrería con algunos de sus amigos asturianos, en una cena privada. La sidra y les parroches le encantan. Y esas reuniones, que organiza siempre que puede, las disfruta. Consigue, además, la complicidad de todos para mantener en secreto el encuentro.

Los Príncipes son muy celosos de su privacidad, sobre todo don Felipe. Planean con mimo cada escapada fuera de su agenda oficial -de hecho, ya han venido a Asturias con las niñas en dos ocasiones- y se enfadan si son descubiertos, como ocurrió la pasada Semana Santa. Unas fotos robadas a doña Letizia, sus hijas y su madre en una estación de esquí, por las que se rumorea que se pagaron cien mil euros, interrumpieron de forma súbita las vacaciones familiares.

Los Príncipes celebraron ayer su sexto aniversario de boda. La periodista plebeya y divorciada, que muchos cuestionaron que podría llegar a cumplir bien su papel, es hoy una Princesa que cuenta con el mayoritario apoyo popular y es un plus para la Familia Real. Casi nadie duda de que, en su carrera de Princesa, la calificación sería de cum laude.

«Ha sido un matrimonio altamente positivo. Doña Letizia es una mujer muy inteligente que ha aprendido muy deprisa y desempeña sus funciones de manera eficaz y sencilla», afirma el periodista y académico Luis María Ansón.

El premio «Príncipe de Asturias» de Comunicación cree que doña Letizia se ha ganado «a pulso» los elogios. «Es una mujer muy bella, pero no es esa su principal característica. Yo destacaría su bondad, su gran corazón y después la inteligencia. Las demás cosas del papel "couche" no me parece que le preocupen en exceso. Tiene el convencimiento de que la soberanía reside en el pueblo y ella está al servicio de España. Y lo hace con eficacia, seriedad y seguridad».

Todas las personas consultadas por LA NUEVA ESPAÑA coinciden en destacar que la maternidad ha serenado a doña Letizia. Se organiza muy bien, madruga mucho y conjuga su trabajo con su tarea de madre sin mayores problemas. Quienes conocen y tratan a los Príncipes aseguran que forman un gran equipo y son unos padres excepcionales. Tanto a doña Letizia como a don Felipe les gusta mantener un cierto ámbito de normalidad, como cualquier otra familia. Las niñas crecen sanas, comen bien y son muy simpáticas. La primogénita, Leonor, tiene el carácter tranquilo de su padre y Sofía, mucho más simpática de lo que parece en las fotos, es Ortiz, según su madre.

Pero perfeccionista y trabajadora como es, aspira siempre a la excelencia, sobre todo en su trabajo institucional. A veces es tan crítica con ella misma que los de su entorno tienen que advertirle de que no debe tomar los fallos tan a pecho.

«Estos seis años han pasado muy deprisa y ha sido un cambio muy fuerte para ella. Se está profesionalizando en esa vida que sin duda tiene ventajas pero también algún inconveniente, como es la pérdida de la cercanía. Al principio fue demasiado atacada por cierto tipo de prensa y eso le hizo perder espontaneidad. Creo que en los próximos seis años debería desaprender y recuperar aquella espontaneidad inicial», subraya la filósofa Amelia Valcárcel.

Aquella frase «¡Déjame hablar a mí!» que pronunció en el anuncio de su compromiso oficial interrumpiendo al Príncipe, que sentó tan mal en determinados ambientes, gustó sin embargo al pueblo llano, según Laura González, miembro del consejo de dirección de IU. «Perdió espontaneidad y, como dicen los entendidos en protocolo, ganó en profesionalidad. Me gustaba más cuando podía interrumpir al Príncipe y me gusta menos cuando la veo, rodilla en tierra, ante la Reina. Creo que una inclinación de cabeza como señal de respeto bastaría», señala.

«Es una persona de gran inteligencia, que ha sabido asumir su papel y que lo está desarrollando a la perfección», destaca José Manuel Otero Novas, jurista y ex ministro de Presidencia y de Educación con Adolfo Suárez. «Lo está haciendo fenomenal, se acopla perfectamente a su relación con el Príncipe y con la sociedad, y no digo nada original porque lo dice todo el mundo».

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Doña Letizia ha conseguido al fin una cierta serenidad, que no tranquilidad. No puede ser tranquila quien no para, aseguran. En estos momentos, dicen, le preocupa el alto número de parados. Tiene algún amigo en esa situación. Se ha acostumbrado a vivir con las noticias sobre ella que van más allá de su actividad oficial. La cirugía en la nariz ha reforzado su seguridad ante las cámaras. Lee todo lo que puede, habla inglés con fluidez y mantiene una excelente relación con sus colaboradores en la Casa.

«Lo que está a su favor es que no ha sido siempre una princesa. Esta joven se levantaba a las cuatro de la madrugada para ir a trabajar en un programa de televisión, pagaba un piso en un barrio de Madrid, como cualquier otra de su edad, y ese lazo no debe cortarlo nunca. Sabe ser una chica corriente y eso le ha venido muy bien al Príncipe, que ha sabido escoger», señala Amelia Valcárcel.

La semana pasada, los Príncipes hicieron de Reyes ante la baja por enfermedad de don Juan Carlos. Cumplieron a la perfección, demostrando que la política impulsada por la Casa del Rey, en los últimos meses, de dar un mayor protagonismo a don Felipe y doña Letizia, para dar una imagen de que la continuidad de la Corona está garantizada, es acertada. «Doña Letizia ha cumplido más que con creces todas las expectativas porque ha humanizado y ha contribuido a acercar la Monarquía al ciudadano», declara el diputado socialista asturiano Álvaro Cuesta. «Yo destacaría su talento, discreción, trabajo y gran sentido de Estado. Nuestra condición de Monarquía parlamentaria ha tenido en Letizia un plus», dice.

«Son una pareja ejemplar y conservadora de lo mejor que tenemos, que es la Monarquía. Ambos hacen muy bien su papel», apunta el senador y presidente honorario del PP Manuel Fraga.

Firmeza, disciplina y esfuerzo son tres de los rasgos del carácter de doña Letizia que destaca la historiadora y académica Carmen Iglesias, presidenta del Grupo Unidad Editorial. «Las encuestas recogen muy bien la tarea de la Princesa en estos seis años».

«Los dos tienen ganas de hacerlo bien y se les nota. Ella lo está haciendo muy bien y el Príncipe ha mejorado mucho. Están deseando que la gente los quiera y los acepte y lo están consiguiendo», asegura la periodista y escritora asturiana María Teresa Álvarez. ¿Abdicará el Rey? «No lo creo en absoluto», añade.

Luis María Ansón confía en que don Juan Carlos no se vaya al menos hasta cumplir los 100 años. Pero, en su opinión, no existe ningún problema con el futuro de la Monarquía española. «De los 189 países de la ONU, siete de los diez primeros en nivel de vida son estados monárquicos y de los quince primeros, once. España ocupa el lugar número 19. Son países políticamente más libres, socialmente más justos, económicamente más desarrollados y culturalmente más progresistas. Ahora bien, la Monarquía y el Rey se tienen que ganar el puesto todos los días y el pueblo debe sentirse satisfecho porque los pueblos tienen derecho a exigir ejemplaridad», subraya.

«La Monarquía en España ha estado no sólo a la altura de las circunstancias sino que ha sido un factor de estabilidad democrática y ha tenido una gran capacidad de adaptarse a los tiempos actuales. Tenemos una Monarquía del siglo XXI y eso no sólo se lo debemos al Rey, también al Príncipe», afirma Álvaro Cuesta.

El alejamiento de los jóvenes de la Monarquía según las últimas encuestas del CIS no parece un dato preocupante en opinión de Otero Novas. «Estábamos mucho más alejados los jóvenes de mi tiempo. En una de mis primeras entrevistas con don Juan Carlos le dije que no era monárquico pero que debíamos apoyar la Monarquía por razones de utilidad para España. Y en este momento sigo pensando lo mismo. No soy visceralmente monárquico, la Monarquía no me toca ninguna tecla sensible, me la toca España, pero debemos seguir apoyándola porque ha jugado muy bien su papel».

«Ha perdido espontaneidad y ha ganado en profesionalidad»

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Miembro del consejo de IU

«Destacaría su talento, discreción, trabajo y gran sentido de Estado»

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Diputado del PSOE

«Sabe ser una chica corriente y eso le ha venido muy bien al Príncipe»

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Filósofa