Oviedo, E. G.

Cuando a principios de los años noventa se crearon en Asturias los equipos de atención temprana, comenzaron a funcionar cuatro centros: Langreo, Avilés, Oviedo y Gijón. Ahora sólo queda este último, compuesto por una orientadora y una trabajadora social. El pasado año, recuerdan los sindicatos, fue suprimida la plaza de logopeda.

La orientación asturiana lleva años de cambios -incertidumbre, a juicio de muchos de los profesionales de esta área sensible de la educación-, cambios que deberán concretarse en los próximos meses con el esperado decreto. Puede que el número de profesionales, fundamentalmente profesores de Psicología y Pedagogía, y trabajadores sociales (PTSC) adscritos a la escuela no aumente a corto plazo, pero las necesidades cada vez son mayores. «La crisis afecta, las dificultades familiares se acrecientan», señala Victoria Ortiz, que trabaja en el área del Caudal, donde seis orientadores y un PTSC tienen que atender 22 centros públicos. En Gijón el equipo orientador atiende 42 centros con 15 profesionales. Entre Infantil, Primaria y Secundaria el sistema educativo asturiano atiende todos los cursos a más de 150 niños y adolescentes con discapacidades auditivas, y en torno a unos 60 con discapacidades visuales. En esta etapa, desde los 0 a los 18 años, la orientación educativa atiende a medio centenar de alumnos con sobredotación intelectual.