Ciudad del Vaticano, Efe

El Vaticano subrayó ayer que la «tolerancia cero» para los casos de pederastia es una medida «necesaria», tal y como ha impuesto el Papa Benedicto XVI, según recordó monseñor Charles Scicluna, promotor de justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Scicluna vaticinó para los religiosos que incurren en abusos un infierno más cruel que el que corresponderá a los laicos.

«El que escandalice a uno de esos pequeños que se ponga al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar», señaló el alto cargo de la Santa Sede recordando un pasaje del evangelio. En su condición de promotor de Justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Scicluna, de nacionalidad maltesa, tiene la misión de investigar a los sacerdotes que supuestamente han cometido actos de pederastia para incoar eventualmente el posterior proceso.

En el transcurso de una oración de reparación celebrada en la Basílica de San Pedro, Scicluna recordó también el comentario que hizo San Gregorio: «Quien después de ser conducido una profesión de santidad destruye a otros a través de la palabra o del ejemplo, sería realmente mejor para él que sus malas acciones fueran causa de muerte siendo seglar, porque (...) su tormento sería más soportable».

Según Scicluna, «la Iglesia ha tenido siempre cuidado de los niños y los débiles» y considera al niño «icono del discípulo que quiere ser grande: acogerlo en el reino de Dios como un niño significa acogerlo con el corazón puro, con docilidad, abandono, confianza, entusiasmo, esperanza».

Sin embargo, reconoció que «este icono tan santo es pisoteado, roto, enfangado, abusado, destruido». Por ello, agregó, «sale del corazón de Jesús un grito de profundo eco: "Dejad que los niños se acerquen a mí. No lo impidáis, no dejéis que tropiecen en su camino hacia mí, no obstaculicéis su progreso espiritual, no los dejéis seducir por el mal, no hagáis de los niños el objeto de vuestra impura codicia"».

Monseñor Scicluna agregó que «la amistad cristiana se somete a la ley de Dios». «Si mi amigo, mi compañero, la persona querida, es para mí ocasión de pecado, se convierte en un tropiezo en mi peregrinaje y no tengo otra elección que cortar esta unión», argumentó.

De otro lado, el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Angelo Bagnasco, reconoció que es posible que en Italia se hayan escondido casos de abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia católica. Bagnasco animó a las posibles víctimas de abusos sexuales por parte de un sacerdote a dirigirse siempre al obispo de su diócesis. El cardenal refirió que en ese caso el obispo recibe a la víctima «inmediatamente, de día o de noche», y subrayó que el «referente natural» de la presunta víctima de abusos, «en una diócesis, es el obispo».