Oviedo

El fracaso escolar es la guinda que corona un pastel ácido o, por decirlo de otro modo, la conclusión final a todo un proceso de años. Los alumnos con abandono más temprano, en el primer ciclo de la ESO dejan los estudios después de haber recibido, de media, casi siete apercibimientos y amonestaciones, y 2,6 expulsiones, y de haber cometido casi dos faltas graves. En España un nueve por ciento de los expedientes acaban en expulsión del centro educativo.

En la ESO, tres de cada diez padres ni siquiera responden a la convocatoria del centro cuando se produce un problema de indisciplina del alumno. Un tercio de los alumnos que lo dejan en el primer ciclo de la ESO (cursos primero y segundo) ha acumulado más de doscientas faltas de asistencia sin justificar en el último curso.

Con las estadísticas en la mano, el 37 % de los alumnos con padres que no han pasado de Primaria, repiten en algún momento de su escolarización obligatoria, y el 46% presentan «riesgo elevado de fracaso». Son más o menos los mismos porcentajes que presentan los hijos de padres trabajadores manuales no cualificados.