Oviedo, Pablo ÁLVAREZ

La Consejería de Salud del Principado considera que «un porcentaje significativo» de las colonoscopias que se practican en los hospitales asturianos «no están adecuadamente indicadas o justificadas», una circunstancia que origina «una sobrecarga innecesaria de esta actividad».

En consecuencia, las autoridades sanitarias, en colaboración con diversos especialistas en aparato digestivo de la región, han elaborado un protocolo de detección precoz del cáncer colorrectal dirigido a personas sometidas a un riesgo elevado de padecer el tumor maligno más frecuente entre la población general.

En Asturias se diagnostican unos 835 casos anuales de cáncer de colon y recto, con una incidencia que tiende a aumentar en ambos sexos, particularmente, entre los varones. El tumor colorrectal es el tercero más frecuente en la población masculina (sólo superado por el de próstata y pulmón) y el segundo en mujeres (por detrás del cáncer de mama). La región registra unas 454 muertes al año por cáncer colorrectal.

El documento establece el modo de proceder en los casos de «riesgo elevado» de padecer un cáncer colorrectal. ¿Quién está en riesgo elevado? El protocolo enumera tres colectivos: lo que padecen síndromes hereditarios conocidos, los que presentan historia familiar y los individuos con patología colorrectal previa. A estos tres grupos de población se prescribe de forma prioritaria la realización de colonoscopias, también recomendadas a pacientes mayores de 50 años que sangran por el recto (rectorragia) y a personas en las que se ha constatado una patología mediante un estudio de radiodiagnóstico, entre otras indicaciones.

En la actualidad se está completando un estudio prospectivo sobre las colonoscopias realizadas en cinco hospitales del Sespa. Sus resultados propiciarán «un análisis que permita unificar y optimizar criterios de cara a abordar de forma realista un programa de cribado dirigido a personas de riesgo alto y que pueda ampliarse a un programa poblacional en personas de riesgo medio».

En los últimos años han sido muy frecuentes los debates en torno a los criterios relativos a la realización de colonoscopias. Incluso no faltan quienes han propugnado programas de detección precoz del cáncer de colon y recto dirigidos a amplias capas de la población. En ellos, las exploraciones del intestino grueso mediante un colonoscopio desempeñarían un papel similar al de las mamografías en la búsqueda de tumores de pecho.

«Los programas de cribaje de cáncer de colon suscitan controversias», señala Adolfo Parra, especialista del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y uno de los autores del protocolo. Según el doctor Parra, «nadie duda de que la realización masiva de colonoscopias permite identificar tumores de forma temprana y de que esta rapidez facilita su curación». El problema radica en que «requeriría unos recursos de los que no disponemos actualmente, y por ello en nuestro medio, así como en otros países europeos, probablemente la estrategia más realista sería hacer cribado poblacional con test inmunológico de sangre oculta en heces, y realizar la colonoscopia a los que den un resultado positivo, que suelen ser en torno al 7 por ciento».

El protocolo elaborado por la Consejería de Salud y los especialistas en digestivo señala que lo adecuado es emplear la colonoscopia como «confirmatoria ante resultados positivos del test de sangre oculta en heces», además de ser «la prueba idónea en el cribado de población de alto riesgo».