Artista plástica. Expone en la galería Guillermina Caicoya

Oviedo, M. S. MARQUÉS

A Maite Centol la inspiración la coge siempre trabajando. Tras sus creaciones se esconde una reflexión que propicia una forma de pintar totalmente vinculada al espacio arquitectónico, proceso cuyos resultados, lejos de ser fortuitos, son parte de un análisis constante y de una búsqueda introspectiva que desemboca en un interés por la geometría como elemento esencial de sus espacios pictóricos. Un buen ejemplo de esa forma de hacer está a la vista en la muestra «Aliento/Hope» que presenta estos días en la galería Guillermina Caicoya de Oviedo, ciudad a la que llega tras diez años de ausencia.

-¿Qué ha fallado para que tuvieran que pasar diez años para volver a exponer en Oviedo?

-La verdad es que no tenía ni idea de que había pasado tanto tiempo, mi relación con el paso de los años es mas bien extraña. He estado trabajando en mi estudio y con diferentes proyectos en Asturias, en Chile, en Suecia, en La Rioja, Valencia, México.

-¿Pero es difícil exponer en Oviedo?

-Es importante valorar el esfuerzo que el artista y el galerista hacen en una exposición individual. La galería es un espacio privado y son proyectos que requieren que la ciudad les apoye y arrope, se necesita crear público y de atraer al ya existente, que se generen circuitos apoyados por espacios públicos que acojan, pero sobre todo que defiendan el arte contemporáneo. En la ultima década han desaparecido proyectos interesantes ya asentados y no se han generado otros, solo la universidad o entidades privadas han comisariado muestras colectivas interesantes.

-Recientemente una asociación de jóvenes denunciaba el abandono de las iniciativas culturales en la ciudad. ¿Deberían recuperarse actividades como la bienal, por ejemplo?

-No sé, hace unos años parecía que el formato bienal estaba caduco o eso nos contaron, pero simplemente es un formato que necesita un buen proyecto y comisariado. El miedo a los localismos, el error de pensar en los artistas asturianos como un colectivo, la falta de interés por conocer a nuestros creadores, hacen que estos eventos caduquen, claro. Pero tenemos ejemplos nacionales e internacionales que han perdurado.

-¿Qué propone?

-Creo que la búsqueda de nuevos formatos y espacios expositivos que generen un flujo entre los agentes implicados necesita un esfuerzo por parte de todos. Hacen falta proyectos y espacios públicos y privados para el arte contemporáneo.

-¿El centro de arte de Laboral está cumpliendo con las expectativas iniciales?

-Es importante tener un centro de arte y producción industrial en Asturias. Tiene que pasar un tiempo para hacer valoraciones y hay que acercarse para conocer el centro. Personalmente he podido desarrollar dos proyectos artísticos, dos trabajos específicos en relación con el territorio, uno «Extensiones y Anclajes», comisariado por Paco Crabiffosse y «El pasado y el presente», por Juan Antonio Álvarez Reyes

-¿En la muestra que presenta ahora en Guillermina Caicoya hay una austeridad controlada?

-Podríamos definir una medida austeridad en el proceso, pero no en la pieza final. En estas obras todo está a la vista: el soporte, el proceso y la pintura quedan encapsulados en la imprimación final. Son lienzos de capas múltiples que buscan imponerse en el espacio arquitectónico; no son cuadros silenciosos. Traspasan la bidimensionalidad, son planos fragmentados que componen sobre el bastidor la pieza final. El cosido crea una piel irregular. La monocromía se rompe, el gesto se estructura y se articula en un lento trabajo.

-Hay una continuidad casi obsesiva en su interés por la línea, el espacio, la geometría, ¿qué le atrae de ese universo?

-Siempre me ha interesado la representación del lugar, la cartografía. En esta exposición planteo una mirada irónica a la representación en los dibujos técnicos de superficie, a la humanización de la geometría, quizá a lo doméstico de la geometría. Estas series surgen de una reflexión pictórica sobre el espacio arquitectónico, el espacio-receptáculo, el paisaje, el lugar. El resultado de estos procesos introspectivos son espacios pictóricos acotados, tramados, con líneas paralelas y reticulares.

-¿Le interesa la interacción con el espectador? ¿Qué aporta ese juego a su visión del concepto artístico?

-Utilizo diferentes estrategias, con anterioridad he trabajado planteando en la obra una comunicación real con el ciudadano, haciéndole partícipe del proceso. En esta exposición no existe una búsqueda de interacción, pero sí una defensa de la pintura, son obras consecuencia de la práctica obsesiva de la pintura. El arte es un discurso libre, favorece el optimismo.