Nuevo director titular de la orquesta Oviedo Filarmonía

Oviedo, Javier NEIRA

El maestro italiano Marzio Conti es el nuevo director titular de la orquesta Oviedo Filarmonía. Tiene 51 años, tras una larga carrera como flautista se ha centrado en la dirección y arranca con su nueva formación con la zarzuela «La del manojo de rosas», que se ofrece en el teatro Campoamor de Oviedo.

-Se estrena con la zarzuela «La del manojo de Rosas», ¿música española para un director italiano?

-Bueno, esta entrevista va a ser mi segunda lección de español, así que, con permiso, aprovecho para ejercitarme. Respondiendo a la pregunta, creo que un director debe dominar un lenguaje y su espíritu y así dirigir cualquier cosa, que se convierte en ese momento en parte de su sangre y de su conciencia. No cabe dudar de si una persona de Burgos puede dirigir «Aida», de Verdi. Obviamente puede, sea de Burgos o de otra parte. Desde mi punto de vista siento, además, que la zarzuela es algo muy próximo. Me place, me divierto, la comprendo, entiendo el juego y creo que es algo que forma parte de mi espíritu. Además, la música grande española me gusta mucho y la zarzuela es una de las cosas más bellas que hay desde el punto de vista de la melodía. Es muy preciosa y rica.

-Italiano de...

-De Florencia.

-Nació con el arte.

-Mi carrera de músico se desarrolló en Florencia y fuera. Empecé como flautista. Hice una importante carrera internacional como solista. Formo parte de la escuela francesa, soy el primer italiano que ha entrado en el Conservatorio Superior de Música de París. Debuté muy joven. Soy ex de «I Solisti Veneti». Me inicié muy joven, con 20 años debuté como solista en el Festival de Salzburgo con «I Solisti Veneti» y después de dos décadas como solista, hace quince empecé en la dirección de orquesta.

-¿Dirige para mandar?

-Buena pregunta. No lo pretendía, pero después de un concierto con un gran director de la vieja escuela le pedí que me diese unas lecciones. Nunca seré director pensé después. Pero tuve la fortuna de tener casi inmediatamente la posibilidad de una carrera de director estable porque en la Orquesta Sinfónica Italiana buscaban un director principal. Había grabado mucho con ellos. Sabían que empezaba en la dirección de orquesta, me probaron y sobre la marcha me pusieron como director principal. No lo pretendía, entonces ¿por qué cambié? Había hecho todo lo que tenía que hacer en flauta y estaba repitiéndome. En todo caso no era el poder del director lo que me interesaba. Me importa dirigir Beethoven, Debussy, «Aida» o «Falstaff». Es como poder meter en casa durante una semana un cuadro de Monet. Es maravilloso y me considero muy afortunado.

-¿Qué le gusta?

-Es chic decir que me gusta esto o lo otro. Pero la verdad es que me gusta todo. Para piano, por ejemplo, toda la música de Debussy. Es la que oigo en casa. Una cosa que me falta ahora es la música barroca. Con flauta e instrumentos originales la hice en muchas ocasiones y ahora me falta un poco.

-Falta composición.

-Es una cuestión muy interesante. Se anticipa con sus preguntas telepáticamente a lo que me interesa. Hay que componer música moderna, que dé placer y que cree puentes con el público. La música contemporánea ha creado en los últimos años una gran separación entre jóvenes y público. Una de mis preocupaciones es explicar que la música no puede ser interesante sino bella o fea. La música interesante no existe. La «Bohème» no es interesante, es bella. «La consagración de la primavera» no es interesante, es bella. Y lo mismo «La flauta mágica», no tiene sentido decir que es un ópera interesante. No, no, es bella.

-¿Contento con su nueva orquesta Oviedo Filarmonía?

-Es buenísima. Si no no estaría aquí. Veo un gran entusiasmo y yo siento también un gran entusiasmo. Hay que crear un tejido social muy fuerte con la ciudad. Oviedo Filarmonía debe identificarse con la gente y ser como el equipo de fútbol de la ciudad.

-¿Cómo va a atender otras ofertas?

-El Ballet Nacional de Corea, el más importante de Extremo Oriente junto con la Ópera de Seúl, me ha ofrecido dirigir el ballet completo de todo el año. No podré hacerlo desde aquí como director principal, pero espero hacer varias cosas en coproducción. Dirigiré «Giselle», por ejemplo.