Oviedo, Javier NEIRA

La cita es el próximo 26 de noviembre. La OSPA será la primera orquesta española que ofrezca un concierto ante el Papa en el Vaticano. El programa, música española por petición del propio Benedicto XVI. La meta, buscar un espacio de repercusión mundial. Los antecedentes remotos apuntan al fuerte desarrollo de la música culta en Oviedo de la mano de la Iglesia. La trascendencia viene dictada por hacer de la belleza bondad.

El concierto se presentó oficialmente en una rueda de prensa celebrada al mediodía de ayer en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Como se indicó, se ofrecerá en la sala Nervi -o aula Pablo VI-, con capacidad para 12.000 personas. Será retransmitido por radio y televisión a 40 países con una audiencia potencial de 1.500 millones de personas.

Abrió las intervenciones Ana Mateo, gerente de la OSPA. Álvaro Sánchez Rodríguez, director del área jurídica de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson -institución que patrocina el concierto-, indicó que la suma de voluntades ha hecho posible el concierto. Señaló que el esfuerzo de la Fundación que representa está sobradamente justificado por la presencia de Su Santidad. Indicó que el patronato de la Fundación busca siempre el compromiso con Asturias, así que estaba muy complacido en sumarse a esa iniciativa.

Emilio Marcos Vallaure, consejero de Cultura, destacó que no había casualidades. Y se explicó. Recordó que Asturias tiene un cancionero riquísimo y que Oviedo es un centro muy destacado de música culta a partir del apoyo de sucesivos obispos a los maestros de capilla de la Catedral, que, como añadió, llegó a tener «dos órganos extraordinarios, de los mejores de España». Agradeció el apoyo «del señor arzobispo, del INAEM y de la Fundación María Cristina Masaveu, que se hace cargo de la parte menos inmaterial». Recordó que Pedro Masaveu, padre de María Cristina, «fue un gran pianista al que oí de niño; era amigo de importantes compositores españoles». Expresó su seguridad en que la OSPA «tocará mejor que nunca ante Su Santidad con la ayuda del director Maximiano Valdés».

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, tras los agradecimientos de rigor, afirmó que se trataba de una iniciativa lentamente acariciada. Dijo que «la vida tiene música y letra, y que el cristianismo y sus artistas se expresan en la belleza, la creencia y el compromiso con la cultura». Comentó que había ido en varias ocasiones al Vaticano para preparar el concierto y que el Papa sólo había pedido que se interpretase música española y no los «réquiems», especialmente el de Mozart, que le suelen ofrecer.

Fray Jesús indicó que no se trataba «de un divertimento burgués sino de la expresión ante el Papa de una belleza que nos hace más nobles y esperanzados». Como explicó, el Papa asiste a entre dos y cuatro conciertos al año, y éste será el primero que le ofrece una orquesta española. «Será un concierto como un ventanal al mundo entero».

Ana Mateo repasó el programa: «La danza del fuego», de Falla; «Triana y Lavapiés», de Albéniz y Rueda; «El sombrero de tres picos», de Falla; «Don Juan» de Strauss y «Capricho español» de Rimsky-Korsakov.

Emilio Marcos terció precisando que el «Capricho español» incluye el «Fandango asturiano», así que habrá también música asturiana. Contó cómo Rimsky-Korsakov, que era marino, pasó ante la costa asturiana y así se inspiró, aunque lo más probable, añadió, es que conociera el cancionero de Anselmo González del Valle.