El director argentino Santiago Mitre ha conseguido impactar por igual a jóvenes y adultos y sacudir sus conciencias con "El Estudiante", su primer largometraje en solitario, que se ha alzado con los tres premios más importantes del Festival de Cine de Gijón.

El jurado internacional le ha dado premio "Principado de Asturias" al mejor largometraje, compartido con la producción francesa "Declaración de Guerra", interpretada y dirigida por Valerie Donzelli, y también el de mejor guión por la brillantez de los diálogos y la fuerza de una historia que recupera valores adormecidos.

Pero ha sido el jurado joven el que le ha galardonado como mejor película del festival al sentirse "totalmente identificado" con la necesidad de recuperar la "ética" en la actividad política en una coyuntura mundial de crisis económica y de desprestigio de las clases dirigentes.

"El Estudiante" le ha gustado a todo el mundo, adultos y jóvenes, y la convicción de que podría alzarse con alguno de los premios del palmarés quedó evidenciada en el pase para prensa y critica, pero sobre todo en la proyección para el público general que llenó la Sala del Teatro Jovellanos y aplaudió de pie durante varios minutos el final.

"Tiene sangre, garra y un final precioso", ha dicho el chileno Alberto Fuguet, al justificar los motivos del jurado para darle el premio dejando fuera del palmarés a producciones europeas y estadounidenses con estéticas y temáticas más acordes con la línea de un festival que se define como la "meca" del cine independiente y de vanguardia.

Mitre ha sorprendido a los espectadores de norte de España con una historia que refleja la pasión de los argentinos por la política, algo que no ha logrado perdurar en una Europa que ve como el Estado de bienestar se diluye al ritmo en que caen los valores en la bolsa y suben las primas de riesgo para el pago de las deudas públicas.

La portavoz del jurado joven ha sido elocuente al afirmar que la problemática que narra el filme argentino "es el mismo" en todo el mundo, donde la necesidad de que la política deja de ser exclusivamente el arte de la negociación y el "chanchullo" para que afloren los principios y la dignidad.

"El Estudiante" es una película de muy escaso presupuesto y eso también ha sido valorado por el jurado internacional, que está convencido de que, a causa de los recortes en las subvenciones oficiales, el futuro del cine esta vinculado a este tipo de producción "de garaje".

La estética de documental impuesta por las dificultades presupuestarios, que obligaron al director a rodar el "movimiento de la gente en la calle y en la universidad" para darle cuerpo a los planos secuencia, lejos de restar le ha sumado credibilidad.

Mitre ha cautivado en Gijón a un público que está necesitado de creer en algo superior a la transacciones de todo tipo, a las bajezas y al menoscabo de los intereses generales por el beneficio particular o las ansias de poder.