Al habla el periodista Pachi Poncela: «Álvaro Poncela García nació bajo el signo del 6: el 6 de enero de 2006 a las 6 de la tarde. Tres seises como tres círculos infernales. Sin más comentarios. Como vino al mundo en la misma fecha que el ilustrado, en lugar de hacerlo socio del Sporting (como suele ser preceptivo entre gijonudos), corrimos a apuntarlo al Foro Jovellanos. Al ser jornada festiva, la secretaría estaba cerrada, de modo que lo dejamos para otro día. Ese "otro día" no termina de llegar. Ya que tampoco abrimos una cuenta a su nombre en la Caja de Ahorros, es posible que hagamos coincidir ambas tareas».

El parto «habría sido perfecto (sobre todo para María, su santa madre, que tuvo más trabajo que yo en el paritorio, únicamente por causas biológicas) de no haber sido porque Álvaro llevaba al cuello una vuelta de cordón umbilical, dato este que el doctor Arenas, perspicaz ginecólogo, nos ocultó prudentemente para evitar agobios inútiles. ¿Qué ocurría? María empujaba, como debe ser, mientras el muchacho, por ver de no ahogarse, reculaba en el seno materno. Y así estuvieron los dos en animada pendencia durante unas cuantas horas, hasta que el efecto de una de esas drogas que tan poco le gustan a la vivípara radical y antaño juntaletras Lucía Echevarría resolvieron la pugna obligando a salir al rebeldón. Debo decir que en la sala no compareció el obstetra de turno (él se lo perdió) y que el honor de desembalar a la criatura correspondió a la matrona, venerable partera hoy jubilada, cuya experta maniobra no sólo esquivó la amenaza de asfixia, sino que preservó la impecable redondez del cráneo infantil como, mal que bien, puede apreciarse en las fotos adjuntadas. La habilidad de esta mujer, la tensión acumulada y la falta de costumbre de ver nacer hijos propios o extraños contribuyeron a que servidor acompañara la llegada al mundo de Álvaro con un aplauso tan espontáneo como absurdo. Cosas del directo».

Alguien con poco que hacer podría ver en el aplauso «el signo premonitorio de una vida orientada hacia el espectáculo. ¿Por qué no (máxime cuando tales premoniciones suelen formularse a toro pasado)? Por ahora nos limitamos a apuntar el dato y con él la posibilidad. Hoy en día sí es posible constatar que a Álvaro le gusta el escenario».

Papá Pachi habla con Álvaro:

Papá: En la última función del cole hiciste de Risto Mejide.

Álvaro: Yo quería haber sido rockero.

P. ¿Por qué?

A. Porque llevaban guitarras eléctricas.

P. Ya, pero tú estabas todo el tiempo en el escenario?

A. (compungido) Sí, todo el tiempo sentado en una silla.

P. ¿Cómo era la frase que tenías que decir? La segunda.

A. «No sé cómo os habéis atrevido con el rock and roll». ¿Lo hice bien, papá?

P. Muy bien. El público se quedó espantado. Se pensaban que lo decías en serio.

A. Pero casi no se rieron.

P. Eso es que lo hiciste bien. Los mayores nos reímos cuando los niños se equivocan. ¿Te acuerdas de que el año pasado grabaste la felicitación de Navidad de Bittia, la agencia donde estaba papá?

A. (recitando) Como todos los años, 2010 nos llegó en blanco? No me acuerdo cómo sigue.

P. Fuimos un día por la tarde, después del cole.

A. Sí, y no me pagaron por grabarlo.

P. Pero hijo?

A. Tenían que haberme pagado porque era mucho trabajo, y yo soy un niño.

P. Pero te dieron caramelos y gominolas?

A. Sí, pero no me pagaron y estuve allí mucho tiempo. Tía Lucía dice que tenían que haberme pagado.

P. ¿A ti te gustó hacerlo?

A. Sí. Y también cuando fuimos a la otra radio.

P. ¿Qué otra radio?

A. La de (imitando) «Ganas de Música con Pachi Poncela. Muy buenas noches, Kike Reigada a los mandos, Pachi Poncela al micrófono?».

P. Tú ya ibas a la radio cuando eras muy pequeño...

A. Y con Paloma, que un día me regaló una moto.

P. Entrabas en el estudio y no había forma de que callaras.

A. No me acuerdo, era pequeño. Ahora hace mucho que no vamos a la radio porque tú no tienes trabajo?

P. Bueno, hijo, ése es otro tema.

A. ? porque Cascos no te paga?

P. Qué obsesión con lo de pagar? A ver, ¿no tienes nada que preguntarme?

A. Sí, ¿cómo se hizo la radio?

P. Eso fue antes de que naciera yo.

A. ¿Antes de que naciera güela Aurora?

P. Más o menos. Cuando seas mayor ¿qué te gustaría más, ser locutor de radio o actor en un escenario?

A. Actor, porque ahí puedo hacer el gamberro.

P. En la radio también puedes, ¿no?

A. No, porque tú no me dejas hacerlo?