Oviedo, Eduardo GARCÍA

Tres años de la ESO y tres de Bachillerato; otros tres años para la Formación Profesional de grado medio (uno más que ahora), y fin a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Fueron algunas de las novedades presentadas ayer por el ministro de Educación, José Ignacio Wert, quien anunció la apuesta definitiva por el Estatuto Docente («no digo que haya que castigar a los que lo hacen mal, pero sí que hay que premiar a los que lo hacen bien»), y dejó abierta la puerta para una posible concertación del Bachillerato.

El Estatuto de Docente será el marco normativo en el que se reconozca al profesorado la capacidad de «autoridad pública», un estatus con el que ya cuentan los docentes de algunas comunidades autónomas españolas.

A una pregunta del portavoz del PSOE en la Comisión de Educación en el Congreso de los Diputados, el Ministro aclaró que «la escolarización obligatoria seguirá fijada en los 16 años» pero sobre los conciertos en Bachillerato añadió que «vamos a ver qué mecanismo arbitramos. No nos aferremos a prejuicios sobre la conveniencia de extender la gratuidad».

El nuevo sistema fijará una escolarización obligatoria para los tres años de la ESO y el primer curso de Bachillerato o de FP. Para el PSOE todo ello se traduce en que «en la práctica se reducirá un año la formación básica». Para Wert es justo al contrario, porque el paso obligado al Bachillerato o a la FP será un acicate para muchos jóvenes a la hora de proseguir su formación.

Educación para la Ciudadanía será sustituida por una materia que Wert tituló Educación Cívica y Constitucional (ECC), menos «polémica». La noticia despertó ayer por la tarde una marea de reacciones, según la ideología de cada cual. Como ejemplos: la Conferencia Episcopal la calificó de «buena noticia», pero la Confederación de Padres CEAPA cree que la supresión de EpC «se produce para contentar a determinados sectores religiosos».

El ministro de Educación puso el dedo en la llaga, y en esto toda la oposición, salvo matices, estuvo de acuerdo con él: el fracaso escolar español, sin parangón en Europa, no es cuestión de falta de recursos, sino de que el sistema educativo hace agua. «España es el país con más gasto en la escuela pública de los países de la OCDE. Y en resultados estamos muy detrás de muchos de esos países».

«Somos conscientes de los riesgos y del coste de las reformas. No vamos a ser ajenos a los problemas, pero no hay que tener miedo a los cambios», dijo el ministro, quien pidió «evaluaciones rigurosas» al final de la Primaria como muro de contención al fracaso posterior.