La magia de las coreografías del Ballet de Víctor Ullate regresa con Samsara, una pieza que rompe con la fortificación más dura del alma de acero para impregnarla de un mensaje de paz y amor. Para su creador, Víctor Ullate «la danza es vida; todo es vida».

La primera célula de Samsara surgió en un momento muy delicado y difícil.

Samsara es el ciclo de la vida, lo que quiere decir que nacemos y morimos. La obra surgió en un momento de mi vida muy crítico porque había tenido dos infartos. Era el segundo catéter que me introducían en cuestión de una semana. Me pregunté muchas cosas. Pensaba qué me depararía el destino. Estaba allí en la mesa de operaciones. Pensé: ´Es mejor que me relaje, que me evada, que piense en algo bonito´. Tuve un sueño y fue lo que puse en escena en este montaje que tiene un mensaje maravilloso de amor y de paz. La verdad es que el público siempre acaba dando un aplauso con estruendo.

El inicio es impactante con la llegada de alguien a un centro sanitario.

Se ve, primero, la ambulancia yendo al hospital y cómo se ponen los médicos a operar. Ahí hay unos cambios de imágenes, para pasar a ver la invasión del Tíbet por los soldados chinos, las Torres Gemelas, la Segunda Guerra Mundial... Momentos críticos de diferentes épocas de la historia. Entre tanto, se ven imágenes duras y bailarines realizando taichí vestidos de blanco, liberando buena energía. Entonces, empieza el ballet...

Usted practica taichí...

No lo practico ahora porque tengo problemas de rodilla, pero lo he practicado. El taichí es generar buena energía, te tranquiliza, te hace pensar, te regenera tu organismo.

La obra recorre la música de diferentes países de Oriente. ¿Usted ha visitado alguno de esos países?

Sí, yo he visitado Irán, lo conozco muy bien. En mis tiempos de bailarín, estuve con el Sha de Persia. También conozco la India, el Nepal, Japón, China, Egipto.

El espectáculo incluye frases de maestros tibetanos. Una señala que «sin el yo, no hay problema». ¿El egocentrismo ha sido un problema para usted?

Por supuesto que sí, hay gente que piensa sólo en ella, pero realmente, si quieres ser un buen ser humano tienes que pensar en otros. Por ejemplo, es muy importante vivir el ahora. Siempre estamos preocupados por lo que va a ocurrir, viviendo en el pasado, en el recuerdo. El pasado está muerto; lo mejor es preocuparte del presente, si te despreocupas del presente, no vives.

Aunque ahora no participa como bailarín en sus propios espectáculos, a veces, desde la butaca o a un lado del escenario, ¿no siente ganas de sumarse a sus bailarines?

No, no tengo ganas de salir al escenario; ahora le corresponde a otros bailarines. Mi momento ya pasó, ahora vivo otro momento apasionante. Además, disfruto muchísimo viendo a mis bailarines bailar y proyectar mis coreografías. No me tienta nada salir al escenario a bailar.